martes, diciembre 18, 2007

Un cordon sanitario a prueba de socavones

19-XII-2007
Un cordón sanitario a prueba de socavones
Sus abstenciones de ahora evidencian hasta qué punto pesa más en los nacionalistas la voluntad de marginar al PP que su supuesto malestar ante el caos de infraestucturas que han padecido los catalanes por culpa de la desastrosa gestión de la ministra

Esta vez el Gobierno de Zapatero no ha logrado impedir que el Senado aprobara la más que merecida reprobación de la ministra de Fomento Magdalena Álvarez, que los socialistas sí lograron rechazar en el Congreso, gracias a inconfesables acuerdos de última hora con BNG, PNV y diputados tránsfugas del PP y Coalición Canaria.
Ahora bien, no por merecida y lograda la reprobación de Álvarez en la Cámara Alta ha dejado de estar exenta de rasgos tan bochornosos como los de entonces. No otro calificativo merece el hecho de que el Partido Popular haya sido en esta ocasión el único en votar a favor de una reprobación que, anteriormente, sí respaldaron las formaciones nacionalistas catalanas, tanto en el parlamento autonómico como en el Congreso de los Diputados.
A la vista de sus abstenciones de ahora, se evidencia una vez más hasta qué punto pesa más en los nacionalistas la voluntad de marginar al PP expresada en los excluyentes Pactos del Tinell, que su supuesto malestar ante el caos de infraestructuras que han padecido los catalanes por culpa de la desastrosa gestión de esta ministra.
Los nacionalistas, en una falta elemental tanto de respeto democrático como de coherencia intelectual, no sólo han negado al principal partido de la oposición "autoridad y legitimidad para hablar del tema", sino que han justificado su abstención ante la reprobación de la ministra planteada por el PP en el hecho de que este partido haya recurrido el "estatuto" soberanista catalán ante el Tribunal Constitucional.
Ya nos dirán ustedes –mejor dicho, los nacionalistas– qué tiene que ver una cosa con la otra. A no ser, claro está, que para los nacionalistas, la acreditada incompetencia de Álvarez se deba al hecho de que no es catalana, cosa qué no ocurriría si todo relativo a infraestructuras fuera competencia exclusiva de la autonomía.
En cualquier caso, si algo positivo hay que extraer de lo visto en el Senado, además del valor simbólico –que no jurídico– de la reprobación de la ministra, es lo iluso y contraproducente que sería para el PP rebajar el perfil de su discurso en beneficio de futuros pactos con quienes, como los nacionalistas, lo apuestan todo a Zapatero.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41027.html

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