sábado, diciembre 15, 2007

Pio Moa, El mundo contra Franco

sabado 15 de diciembre de 2007
Años de hierro
El mundo contra Franco
¿Por qué se sostuvo el régimen? Ante todo, por la decisión de Franco de resistir a toda costa. Una decisión muy creíble, tanto por el historial de la guerra civil como por la más reciente experiencia de la División Azul.

Pío Moa

La contemplación de la historia conocida sugiere a los espíritus superficiales la impresión de que "ocurrió lo que tenía que ocurrir". Y sin embargo, muy a menudo ocurre precisamente lo más improbable y aun lo más inverosímil. Caso típico fue la supervivencia del franquismo tras la Segunda Guerra mundial, un hecho con el que casi nadie contaba, ni podía racionalmente contar. He titulado "El mundo contra Franco" a la tercera parte de Años de hierro, y creo no haber exagerado.
Conforme se acercaba la derrota de Alemania parecía sentenciado el destino de Franco por la decisión de los Tres Grandes, Usa, URSS e Inglaterra, vencedores de Hitler y respaldados por casi todos los demás gobiernos del mundo y por una trabajada opinión pública internacional. En verdad, el Caudillo parecía un enano insignificante frente a aquella tremenda fuerza que debía poder barrerle con poco más que un gesto. La ONU, nada más nacer, le declaraba apestado y se hablaba de procesarle como criminal de guerra; los comunistas organizaban el maquis dentro de España después de su brillante actuación en Francia; los exiliados no comunistas y separatistas alcanzaban cierta unidad, disponiéndose a volver en triunfo; Don Juan y parte de los monárquicos exigían la autodisolución de la dictadura y conspiraban con los servicios secretos useños; y dentro del régimen cundían la inquietud y las intrigas. El propio Serrano Súñer, alejado del poder, sugería a su cuñado la jubilación de la Falange. ¿Cómo iba a resistir semejante presión el régimen de un país empobrecido y aislado?
En estas circunstancias, Franco comentó a su hermano Nicolás: "Si las cosas van mal, terminaré como Mussolini, porque resistiré hasta derramar la última gota de mi sangre. Yo no me fugaré como Alfonso XIII". Mussolini, como nadie ignora, había sido fusilado sin juicio, y su cuerpo, el de su amante Clara Petacci y los de otros jerarcas fascistas, colgados en una gasolinera cabeza abajo y luego expuestos a las patadas, esputos y orines de la gente. Franco estaba dispuesto a hacer algunas concesiones a los vencedores, pero no a anular su sistema político. Mantuvo en pie la Falange y todo el aparato del mismo, aunque insistiendo en su carácter católico y no fascista, y su diplomacia, demostradamente hábil, buscó el respaldo del Vaticano y de los círculos más anticomunistas de Usa, Inglaterra y Francia. Por otra parte, calculaba que la alianza entre los anglosajones y los soviéticos se agrietaría pronto y los hechos le dieron la razón.
¿Por qué se sostuvo el régimen? Ante todo, por la decisión de Franco de resistir a toda costa. Una decisión muy creíble, tanto por el historial de la guerra civil como por la más reciente experiencia de la División Azul: invadir España no sería ningún paseo militar. Además, Franco logró mantener una unidad suficiente entre los suyos, pese a las constantes intrigas y desfallecimientos; y contaba seguramente con el apoyo de la mayoría de la población, bien visible cuando el maquis, contra todas las expectativas, distó mucho de encontrar la colaboración popular esperada. Por otra parte, la alternativa comunista gustaba cada vez menos en Inglaterra y Usa, y el resto de la oposición, monárquica o exiliada, ofrecía poca confianza por su debilidad y su muy dudoso democratismo.
Así pues, una intervención aliada tenía todas las probabilidades de provocar una nueva guerra civil en España, la cual podía muy bien arruinar el asentamiento de regímenes democráticos en Europa occidental. Ante esa expectativa los Aliados, a pesar de su potencia incontrastable, no se atrevieron a una acción susceptible de convertirse en una aventura de salida incierta. Y Franco, como indiqué en otra ocasión, rindió un gran servicio a la estabilidad eurooccidental al asegurar la estabilidad española. Tal viene a ser, muy en síntesis, la historia real frente a la propaganda masiva divulgada por nuestros historiadores lisenkianos en estos años últimos.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_40923.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pois foi.....