domingo, diciembre 30, 2007

Mucho mas que un error de Zapatero

domingo 30 de diciembre de 2007
Mucho más que un error de Zapatero
UNO de los dos errores que reconoció Zapatero en su comparecencia del pasado viernes fue el pronóstico que hace un año hizo sobre la evolución del «proceso de paz» con ETA, vaticinando que 2007 sería mucho mejor que 2006. Más que un error de percepción, aquella opinión voluntarista expresaba el fracaso absoluto de la principal apuesta política de Rodríguez Zapatero para la legislatura, pues al día siguiente -hoy hace exactamente un año-, ETA reventaba la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas y asesinaba a dos ciudadanos ecuatorianos, Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate. Sin embargo, aquel atentado estaba incluido en la lista de riesgos o «accidentes», así los calificó el propio presidente del Gobierno, del proceso de negociación, por lo que ni fue una «deslealtad» de los terroristas ni canceló el diálogo con ETA.
En efecto, para ETA el proceso de diálogo con el Gobierno tenía un contenido político que había sido preparado en las conversaciones iniciadas desde 2002 por el Partido Socialista de Euskadi con Batasuna y formalizadas entre ETA y el Gobierno desde 2005. Nunca fue un verdadero proceso de abandono de las armas, sino de transacción política, que también tuvo sus contrapartidas por parte del Gobierno. Si, como dijo Zapatero después de la revocación de la tregua, el diálogo con ETA terminó cuando los terroristas plantearon objetivos políticos, los contactos con los terroristas no debieron haber durado ni un minuto, en vez de los cinco años que ocuparon, pues en el mismo comunicado de anuncio del alto el fuego -el 22 de marzo de 2006- ya advertían de que su tregua debía desembocar en un proceso de autodeterminación. Por tanto, el error de Zapatero no fue sólo el pronóstico del 29 de diciembre de 2006, sino toda su apuesta por un final negociado -más que dialogado- de la violencia de ETA, a caballo de una permanente tergiversación de los hechos para confundir a la opinión pública sobre la realidad de lo que estaba sucediendo. El Gobierno minusvaloró el rearme de ETA, llegó a negar la relación de la «kale borroka» con la organización terrorista, discutía hasta el matasellos de las cartas de extorsión, calificaba como «consumo interno» actos públicos de intimidación y parecía no reparar en la gravedad de las amenazas que ETA iba acumulando en sus comunicados.
El atentado de Barajas tampoco supuso el cierre del proceso de negociación, lo que permitió a ETA saber que, con muertos sobre la mesa, también era posible el diálogo. Un diálogo que incluyó, a pocas semanas de las elecciones autonómicas, un «consenso» para colar parte de las listas de la izquierda proetarra, mediante una aplicación mutilada de la ley de Partidos Políticos con la que el Gobierno pretendía cubrir el expediente ante la opinión pública y no romper el «proceso» con ETA. Ahora se explican, guste o no al Gobierno oírlo, las presencias del PCTV en el Parlamento de Vitoria desde 2005, y de ANV en los ayuntamientos vascos y navarros desde mayo de 2007. Al final, en efecto, ETA rompió la tregua, pero no porque el Gobierno no hubiera hecho cesiones, sino porque éstas eran insuficientes y porque a ETA le parecía el momento oportuno para reanudar su estrategia puramente violenta, después de haber cosechado suficientes estragos entre los demócratas y el Estado de Derecho -blindaje de Otegui, excarcelación de De Juana-, de haber vuelto a las instituciones y de haber radicalizado al nacionalismo vasco en su conjunto. De anunciarnos un 2007 mucho mejor que 2006, hemos pasado a un horizonte de terrorismo a largo plazo.
El atentado de Barajas no fue el punto de inflexión que habría merecido la democracia española en la lucha contra ETA. El Gobierno no recuperó el consenso con el PP, ni volcó el Estado de Derecho contra la izquierda proetarra; siguió especulando con la negociación y ocultando a la opinión pública lo que estaba haciendo. Por eso, Rodríguez Zapatero no tiene derecho a culpar al PP por no haberle apoyado, pues todo lo hizo al margen y con desconocimiento de la oposición y, además, con la intención de hacerle imposible al PP el respaldo por el que ahora se lamenta. Lamentablemente ya no es suficiente la palabra del presidente del Gobierno para convencer a los ciudadanos de que, si gana en 2008, no habrá más diálogo con ETA.

http://www.abc.es/20071230/opinion-editorial/mucho-error-zapatero_200712300255.html

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