martes, octubre 30, 2007

Vivir mas y mejor

Vivir más y mejor
30.10.2007 -

Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística sitúan la esperanza de vida al nacer en España en 80,2 años en 2005, dos más que en 1995. Lograr la expectativa de vivir ocho decenios está al alcance de muy pocas naciones en el mundo, sólo de aquéllas capaces de ofrecer a sus ciudadanos una estabilidad política, un entorno próspero y una atención sanitaria generalizada que permitan, a su vez, acceder a una alimentación adecuada y cultivar hábitos saludables. En el panorama comunitario, nuestro país puede codearse con los de cabeza de la Unión Europea en longevidad. Pero si se vuelve la mirada al mapa autonómico, las diferencias internas son todavía notables. Comunidades históricamente por debajo de la media -Ceuta, Melilla, Andalucía o Canarias- mejoran muy lentamente; la evolución positiva es más notable en Euskadi y en autonomías de su entorno como La Rioja y Navarra. Tradicionalmente, las cifras sobre Movimiento Natural de Población recogen una apreciable diferencia en cuanto a género. Así ocurre también con los datos correspondientes a 2005, con una esperanza de vida de 83,4 años para las mujeres y 76,9 para los varones -en el País Vasco, la distancia es todavía un año superior-. La mayor longevidad objetiva de las mujeres hay que relativizarla, porque sus efectos benéficos se ven a menudo comprometidos por unas peores condiciones de vida: unos menores ingresos en el caso de las viudas, con los que han de afrontar unos gastos que no se reducen en igual proporción; o la persistente desigualdad a la hora de distribuir el trabajo en el hogar, un factor que discrimina a la población femenina también en términos de salud en forma, por ejemplo, de menor descanso.Una esperanza de vida media de 80,2 años permite a los ciudadanos reconocerse en una sociedad desarrollada. Pero de las instituciones depende hacerla habitable y solidaria, garantizar igualdad de oportunidades a unas personas que viven más y que deben hacerlo también en cada vez mejores condiciones. La mayor longevidad de la población plantea a las familias y a las administraciones nuevas y cuantiosas necesidades de atención sanitaria y asistencial, de ocio y actividades culturales, que reclaman ante todo previsión y recursos adecuados. Pero también imaginación y anticipación ante demandas que no pueden recibir un tratamiento en serie, sino individualizado. Iniciativas como la Ley de Dependencia o la de Servicios Sociales en el País Vasco contemplan ya esta realidad cambiante, aunque sin duda a pasos demasiado lentos.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20071030/opinion/vivir-mejor-20071030.html

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