martes, octubre 30, 2007

Ante la sentencia

31-X-2007
Ante la sentencia
En lo que toca a este diario acataremos y respetaremos lo que emane del tribunal, sin menosprecio, claro está, de ejercer nuestro derecho a crítica

Pocas sentencias han sido tan esperadas por la opinión pública y por todo el espectro político como la del juicio del 11-M. La expectación está más que justificada habida cuenta de la extraordinaria gravedad de los atentados y la polémica surgida por las numerosas lagunas e inconsistencias que presentaba la versión de los hechos que defiende la Fiscalía y que, por eso mismo, ha pasado a ser conocida como versión oficial. La sentencia del juicio se ha demorado, como era de prever, la práctica totalidad de la legislatura, y pondrá un punto y seguido a la investigación sobre el cómo y el porqué de los atentados de Atocha. Guste o no, desde el preciso instante en que el juez Gómez Bermúdez dicte sentencia, sin importar los pormenores de ésta, se abre una nueva etapa en las investigaciones.
Lo que a estas alturas parece claro es que no se ha producido filtración alguna a pesar de que así se ha intentado hacer ver desde el Gobierno y sus satélites. Esto, que va en el haber de méritos de un tribunal serio y ejemplar, viene a demostrar que cuando algo no se quiere que sepa no se sabe. Los que desde ciertos púlpitos han presumido de conocer de antemano el contenido del veredicto -con intención de llevarse el agua a su molino– han quedado y quedarán en evidencia tan pronto como la sentencia se haga pública.
En ese punto se verá quien acata y respeta la decisión judicial y quien trata por todos los medios de apropiársela en beneficio de no se sabe bien que espurios intereses políticos. En lo que toca a este diario acataremos y respetaremos lo que emane del tribunal, sin menosprecio, claro está, de ejercer nuestro derecho a crítica considerando siempre las valoraciones hechas por el juez. Y no por oportunismo o cálculos políticos que, en modo alguno, son aplicables a este periódico, sino porque en Libertad Digital hemos dedicado gran atención a las investigaciones sobre el 11-M desde sus inicios y estamos decididos a seguir haciéndolo.
A fin de cuentas, no han sido nuestros profesionales ni otros periodistas que han consagrado tiempo y esfuerzos a esclarecer la masacre los que han enrarecido el ambiente presionando directamente sobre el tribunal. Ha sido el PSOE y la cohorte de medios que le acompañan los que dan por sentado desde hace meses un desenlace que se corresponde punto por punto y coma por coma con la versión oficial. Sin ir más lejos, el ministro de Justicia dijo hace no mucho que habría que elegir entre la sentencia y la "teoría de la conspiración", es decir, entre lo que él piensa y los que investigan, tachados mezquinamente de conspiradores. Esta alergia a aceptar otras pruebas y nuevas y vitales pistas, en definitiva, esta renuencia a saber más sólo demuestra de manera palmaria quién le ha dado un contenido puramente político al caso y quien ha apostado por conocer lo que pasó, en una palabra, por saber la verdad.
Todo lo que se salga de ahí es política y conduce irremediablemente a la fallida comisión de investigación que organizó el Congreso de los diputados hace tres años. Si por Zapatero fuese, las interesadas conclusiones de una comisión convocada con el único objetivo de cargar las culpas sobre los hombros del PP hubiesen bastado. El presidente del Gobierno ya dijo entonces que se sabía todo lo que tenía que saberse, por lo que es lógico que espere que la sentencia judicial redunde en lo mismo. Un caso parecido es el de Pilar Manjón que, obcecada en su sectarismo, pretende que el veredicto del tribunal contenga sus politizadísimas convicciones personales.
Al margen de las querellas que han surgido en torno a este tema, el del 11-M es un caso que nos afecta a todos los españoles. La herida que los atentados abrieron en la piel de nuestra nación dista mucho de estar cerrada y sólo lo hará cuando la política aparte sus garras y prevalezcan la Justicia y la verdad.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_40171.html

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