domingo, septiembre 30, 2007

Entre boinas y farsantes

lunes 1 de octubre de 2007
Entre boinas y farsantes
Es curioso que el contenido de una publicación clandestina como lo es Zutabe de ETA traspase nuestras fronteras y trascienda hasta Alemania. Die Welt informaba ayer del mensaje de ETA aparecido en esa «revista», con el que los terroristas emplazan «a todos los vascos a luchar por la autonomía total de su región». El diario destacaba la determinación de los etarras «a abrir todos los frentes» después de que el Gobierno «no haya mostrado voluntad de aceptar ni siquiera unas condiciones mínimas» durante las negociaciones frustradas. «Todos los vascos deben luchar y concentrarse en la creación de un Estado vasco», decía el Zutabe en coincidencia con los planteamientos expresados por Ibarretxe. Bajo la imagen que acomapañaba la noticia -la de los tres etarras que en su día anunciaron el alto el fuego-, el diario alemán definía como «aterrador» el aspecto de los tres miembros de la banda, con sus boinas negras y pasamontañas blancos.
En Francia, Libération se hacía eco de que la Audiencia Nacional ha exigido que sean identificados algunos de los 400 partidarios del movimiento republicano que, en Cataluña, han quemado decenas de fotos de los Reyes como muestra de solidaridad con el joven independentista catalán Jaume Roura», detenido días atrás por idénticos hechos. Recogía, además, los reproches que «los conservadores del PP» han lanzado al tripartito catalán por «no hacer respetar la ley», junto con las revindicaciones de los «independentistas catalanes de Esquerra», que piden «libertad de expresión» y la despenalización de este tipo de conductas.
También es catalana la protagonista de la sorprendente historia conocida en los últimos días. Según recogía Clarín, «se hizo pasar por una famosa superviviente del 11-S». Tania Head «es una mitómana que jamás estuvo en la tragedia. En realidad, es Alicia Estévez Head, una catalana de Barcelona, ciudad donde ya se la conocía por sus fantasías y su compulsión a mentir». Su persona, o más bien aquella por la que se hacía pasar, ha sido objeto de «las más famosas historias del atentado. Tanto, que llegó a ser presidenta de la Red de Supervivientes del World Trade Center hasta que dos periodistas del New York Times descubrieron que todo era gran patraña».

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