miércoles, agosto 15, 2007

¿Y si Zapatero se queda solo en Cataluña?

¿Y si Zapatero se queda solo en Cataluña?
Elsemanaldigital.com

15 de agosto de 2007. La legislatura que dio comienzo el 14 de marzo de 2004 partió con una gran ventaja para el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero: contra el Gobierno del Partido Popular se habían unido casi todas las restantes fuerzas políticas, permitiendo a la izquierda basar parte de su propaganda en la soledad del PP. La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ha logrado con su gestión invertir las tornas, ya que todos los partidos excepto el PP piden su cese o dimisión tras su gestión de la crisis de las infraestructuras catalanas.No se trata ya de que el PP de Mariano Rajoy no esté solo en las Cortes y en las demás instituciones del Estado: es que el PSOE se está quedando aislado al dar por buena la actuación política de Álvarez, que sólo merece el aprobado para sus compañeros de partido, y no para todos.Los diputados del PP, de CiU y de ERC por Barcelona han coincidido en sus argumentos contra Álvarez: no se trata de una falta de inversiones, sino de una mala gestión, que la ministra no puede descargar en anteriores Gobiernos y mucho menos en empresas privadas. Las cosas no funcionan porque se gestionan mal, o como ha dicho el popular Jorge Fernández Díaz, se trataría de una "incapacidad política y de gestión". En la misma línea el convergente Jordi Jané ha hablado de "un problema de mala gestión" atribuible a Magdalena Álvarez, y Joan Puig, de ERC, se ha referido a su "incapacidad de gestionar las crisis". Todos ellos han concluido que la solución es "el cese o la dimisión" .En cualquier otro momento las cosas pintarían mal para la ministra Álvarez, ya que un Gobierno en minoría no puede mantener en su seno una persona que suscita semejante respuesta de toda la oposición. Pero en este caso, con las elecciones generales a la vista y ninguna explicación plausible, el problema es para José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno no puede permitirse acudir a las urnas aislado del resto de partidos, y mucho menos le conviene que Mariano Rajoy cultive sus relaciones con el resto de la oposición. Si el Gobierno no rebaja su tono de prepotencia e ineficacia Zapatero podría encontrarse, como Felipe González en 1996, con un PP capaz de unir a la oposición para cambiar la forma de gobernar el país. De momento se han encontrado y argumentos no les faltan.

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