martes, agosto 14, 2007

Viaje tragico

Viaje trágico
14.08.2007 -

El accidente de autocar registrado ayer en la localidad jienense de Lopera, en el que murieron cinco personas y otras 47 resultaron heridas de diversa consideración, agravó de la peor manera posible las preocupantes estadísticas registradas en las carreteras españolas durante el último fin de semana, el de mayor siniestralidad de todo 2007. El trayecto de medio centenar de viajeros -procedentes de distintas comunidades autónomas, entre ellas el País Vasco- que habían elegido la ruta turística de los Pueblos Blancos, en Cádiz, para pasar unos días de vacaciones se interrumpió bruscamente a las 16.40 horas, cuando el vehículo en el que se desplazaban sufrió una salida de calzada y el temido vuelco que casi garantiza un balance con víctimas mortales. La Guardia Civil investiga las causas y circunstancias del siniestro, cuya responsabilidad en última instancia deberá determinar la justicia.Aunque sea con motivo de una tragedia como la de Jaén, hay que recordar que el transporte de viajeros por carretera en España presenta unas cifras de accidentalidad muy bajas, que no superan el 1% de los siniestros graves. Por nuestras vías se mueven 60.000 autobuses, que transportan cada año a 1.200 millones de pasajeros. El autocar es un medio casi obligado para desplazamientos por motivos de trabajo o vacaciones en un país con servicios ferroviarios deficientes y poco competitivos -salvo donde llega la alta velocidad- y una potente industria turística que alcanza su periodo de apogeo en los meses estivales. En los últimos años, el esfuerzo conjunto de la Administración y las empresas de transporte ha ido introduciendo mejoras en la seguridad de los vehículos que, entre 1993 y 2004, lograron reducir en un 19% el número de víctimas mortales en este tipo de accidentes. La obligación, lamentablemente aún no generalizada, de que todos los pasajeros dispongan del cinturón y lo utilicen se ha transformado en un impagable seguro de vida también en los autobuses, con independencia de cuál sea el detonante último -un fallo mecánico, el exceso de velocidad, el cansancio o la distracción al volante- de los accidentes.

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