domingo, agosto 05, 2007

Urbaneja, Vueling topa con la competencia

lunes 6 de agosto de 2007
Vueling topa con la competencia Fernando González Urbaneja

Lo peor de la crisis bursátil por la que atraviesa la compañía Vueling es que sus directivos culpen a la competencia de sus desdichas. Porque su negocio y su fuerza se basa, precisamente, en la competencia, y cuando se rechaza el origen se impugna la propia naturaleza de la compañía.
Vueling entró en el transporte aéreo bajo la fórmula de compañía de bajos precios y costes hace poco más de tres años; desde entonces ha sabido captar mercado, hacer marca y crecer y ha prometido a sus accionistas excelentes resultados incluidos beneficios este año. Con esa oferta salió a cotizar en Bolsa a finales del pasado año con un precio de partida para sus acciones de 30 euros. Llegó a 46 euros en febrero pero cerró el viernes por debajo de 16, tras perder un 30% en esa sesión.
Las causas del derrumbe son notorias: la compañía no ha conseguido los resultados prometidos y donde dijo que habría beneficio hay pérdidas: 33 millones de euros en el primer semestre, cinco veces más que en el mismo periodo del año anterior. La compañía consiguió aumentar su facturación ese semestre casi un 60%, hasta casi 150 millones de euros, pero los gastos lo hicieron en más del 80% para teñir de rojo la cuenta de resultados desde muy arriba de la misma. Los directivos han confundido el peso con el volumen y en su apuesta por crecer no han reparado que tan importante como facturar es obtener un margen que no comprometa el futuro.
La compañía está en crisis en la Bolsa, pero dispone de recursos suficientes para encauzar su futuro y replantear el negocio. Tendrá que proponer a los accionistas (quizá no a los actuales a los que ha defraudado) otro horizonte menos ambicioso, más prudente y mucho más realista.
Que se trata de un negocio difícil, sometido a variables que no dependen del gestor, lo sabían los promotores de la compañía desde que plantearon el negocio sobrados de optimismo. Ni el precio de los carburantes, ni la coyuntura económica es manejable por los gestores. También era previsible estimar que la competencia en el sector iba a más y que nadie se quedaría inmóvil ante la aparición de nuevos competidores con costes ajustados y sin cargas históricas.
Vueling se ha colocado en el mercado, ha hecho marca, ha acreditado eficacia, pero no ha acertado a encajar costes e ingresos. Además, en estos pocos años de vuelo ha padecido sucesivas crisis en el equipo directivo e incluso en el grupo promotor, lo cual no es recomendable para ganar la confianza del mercado, de los inversores que son exigentes e inclementes, ya que cuando se frustran sus expectativas venden, sin importarles que la cotización se derrumbe; votan con los pies, con los pies en polvorosa. Eso es lo que ha ocurrido a Vueling, ahora sus accionistas estables, los responsables de la gestión, tendrán que dar explicaciones y replantear el negocio con menos arrogancia y más dedicación.
fgu@apmadrid.es

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