martes, agosto 07, 2007

Urbaneja, El improbable PSOE navarro

martes 7 de agosto de 2007
El improbable PSOE navarro Fernando González Urbaneja

Ser socialista en Navarra no debe ser nada sencillo, quizá no sea ni siquiera posible. Sobre ellos han caído en dos décadas dos crisis que nadie quisiera ni para sí, ni para sus amigos. Primero la de Urralburu y demás cofrades, un caso de corrupción que se llevó por delante al partido a finales de los años ochenta, para sumirle en la vergüenza y el desconcierto, y que le llevó a perder una buena porción de votos. De ser una fuerza política relevante en el antiguo Reino, de ser un partido en el gobierno, pasó a ser un partido menor y sin liderazgo.
Y ahora, cuando el partido levanta cabeza y recupera respetabilidad y presencia, la Ejecutiva Federal socialista, es decir Madrid, descalifica su estrategia y cercena sus expectativas por intereses superiores, por cálculo electoral para el conjunto de España, para las generales. En este caso la parte, es decir Navarra, se somete al todo, España.
La dimisión del candidato Puras es la única alternativa digna que le quedaba tras el portazo que le han dado sus jefes. La decisión de la ejecutiva del Partido Socialista Navarro para gobernar con Nafarroa Bai fue unánime y la negativa federal al pacto, para la cual tiene facultades, descalifica a los socialistas navarros más allá de lo que significa la disciplina y la obediencia debida. Fernando Puras trataba de cuadrar un círculo: ocupar la presidencia del gobierno navarro a pesar de ser la tercera fuerza y sobre la base de una minoría muy estrecha.
No pocos socialistas navarros y sus votantes se preguntarán por qué no pueden hacer una coalición que se parece bastante a la que han hecho sus colegas de Baleares. No es lo mismo, en las islas no hay terrorismo al fondo, pero la naturaleza de ambas coaliciones es semejante. En Nafarroa Bai hay un claro rechazo del terrorismo y las posiciones territoriales pueden no ser compartidas pero su formulación es legítima y está refrendada por un buen porcentaje de votos.
La crisis debilita el socialismo navarro que se queda sin oferta propia. Algunos socialistas envidiarán ahora la posición del PP en Navarra donde no comparece con sus siglas, sino mediante una alianza sui generis con un partido navarro y navarrista, la UPN. ¿Puede ser esa una opción de futuro para los socialistas? ¿Es posible que de esta crisis surja un partido navarro de izquierda, con autonomía efectiva y con capacidad para pactar con los socialistas españoles en determinadas circunstancias? La singularidad navarra es evidente, es un hecho de partida y este caso lo pone de evidencia.
fgu@apmadrid.es

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