jueves, agosto 16, 2007

Una pregunta para Rajoy, ¿Que compromisos tiene Sanz con ZP?

Una pregunta para Rajoy: ¿Qué compromisos tiene Sanz con ZP?
Miguel Ángel Orellana

16 de agosto de 2007. En todas partes cuecen habas. El presidente de Navarra, Miguel Sanz, políticamente alineado con el PP a través de su versión territorial (UPN), promete convertirse en un permanente quebradero de cabeza para Mariano Rajoy, al que ya ha hecho participe de la aspiración de formar grupo parlamentario propio en el Congreso. De esta forma, el navarrico ha abierto un nuevo frente en el marco de sus diferencias con su partido hermano. La fórmula que Sanz ansía ha provocado de inmediato el debate político, al menos en el plano teórico. ¿Pueden romper UPN y PP sus actuales relaciones? ¿Qué supondría para cada partido? ¿Qué futuro tendría el PP compitiendo con UPN en Navarra? ¿Podría volver a ser mayoritaria UPN en Navarra sin contar con el PP? La respuesta unánime: sería un suicidio político para ambos partidos y ambos lo saben. Dirigentes populares apuntan que el regalito de Miguel Sanz obedece más a la voluntad de "marcar distancias con Madrid" que al asunto concreto y de que el navarro tiene que echar constantes guiños a José Luis Rodríguez Zapatero quien le ha cedido el paso en la comunidad foral. Pero lo cierto es que nunca se ha hablado tanto entre la derecha sobre su marco de relaciones. Por descontado, el recado de Sanz no ha sentado nada bien en Génova que se encuentra a las puertas de un curso político decisivo. Ciertamente, puede alegarse que la creación de un grupo de regionalistas navarros en la Cámara Baja tiene una dimensión más simbólica que de otra índole, y seguramente sea cierto. Lo que ocurre es que en política, como en todo, los símbolos cuentan, y cuentan mucho, a pesar de lo que repitan la tropa de especialistas en devaluarlos e incluso menospreciarlos.Rajoy (con la casa sin barrer) se encuentra en una encrucijada. La fórmula que Sanz desearía para UPN refleja que piensa mucho más en los intereses de su formación que en los del Partido Popular, con el que por lo visto pretende hacer más visible su relación de igual a igual. Sanz está subiendo el listón a Mariano Rajoy, pero lo hace porque esa fue la condición básica de Zapatero para que los socialistas desistiesen de articular una mayoría alternativa con los anexionistas de Nafarroa Bai. En síntesis: Que Navarra dejase de ser un torpedo contra la línea de flotación del Gobierno. Que cesara la agresividad. Que UPN se distanciase de esos ardores guerreros del PP. Sanz aceptó esa premisa y sigue mandando, aunque Zapatero se quedó con la llave de la gobernabilidad y de la tranquilidad de la caja foral. Pero, ¿qué más compromisos tiene contraídos el presidente de Navarra con el jefe del Ejecutivo? ¿Qué dádivas o favores debe aún pagar? Una pregunta que Mariano Rajoy debería formular a Miguel Sanz. En lugar de perderse en frases lunares el presidente del PP (vieja tentación de los políticos: si no soportan la realidad, se evaden sin afrontarla), ya es hora de que el líder de UPN explique la relación de poder que le mantiene entre la espada y la pared.Ocurre, sin embargo, que está por ver que Rajoy pueda formular a Sanz, embarcado en su incierta aventura, una pregunta de esa clase. Definitivamente, Zapatero ha conseguido lo que de verdad pretendía de cara a su estrategia general y que, más allá de lograr Navarra, era alborotar la trastienda entre UPN y el PP, donde los rencores personales de primeros actores y el apego de figurantes a la moqueta hacen el resto.

No hay comentarios: