lunes, agosto 13, 2007

Un respiro para los mercados

martes 14 de agosto de 2007
Un respiro para los mercados
LOS Bancos Centrales volvieron a intervenir ayer con sustanciosas inyecciones de dinero -ofreciendo en el interbancario fondos líquidos a un día al cuatro por ciento- para apuntalar así la estrategia global de garantizar la liquidez en el sistema y llevar cierta tranquilidad a los mercados tras la crisis generada como consecuencia de la negativa evolución de las hipotecas de alto riesgo. El BCE adjudicó algo menos de 50.000 millones de euros, la mitad que el pasado jueves y tres cuartas partes de la cifra del pasado viernes. Esta decisión ha vuelto a sosegar a los mercados monetarios, que no dieron sensación de estrechez o escasez, aunque sí de selectividad porque ya no se presta dinero a cualquiera: los bancos tendrán que cuidar su reputación y exhibir las mejores credenciales de transparencia y solvencia.
El interbancario, las operaciones de financiación entre bancos, funcionó con normalidad, aunque no se han disipado los recelos y las cautelas entre sus protagonistas, inquietos mientras no se conozca con detalle quiénes han asumido los riesgos hipotecarios dudosos, y a cuánto ascienden esos riesgos. No se trata sólo de los impagados hipotecarios, sino también de la suerte de los productos derivados de los mismos, emitidos como fórmula de garantía o aseguramiento y distribuidos por todo el sistema financiero internacional. Por eso, no debe extrañar que hayan sido bancos serios de Francia y Alemania los primeros en reconocer que algunas de sus inversiones, más bien inversiones de sus clientes, estaban comprometidas. En ese contexto, el comportamiento de los inversores en las Bolsas de valores ayer fue de confianza, con predominio de las posiciones compradoras, aunque con un volumen de negocio moderado. No en vano, ésta es una de las semanas menos activas, especialmente en Europa, desde el punto de vista económico.
Quienes auguraban una catástrofe bursátil y anunciaban cambios de tendencia e inmediatos males por llegar no han acertado. La volatilidad de los mercados es un hecho, pero ello no conduce a un derrumbe o a la huida acelerada de cualquier riesgo. La volatilidad va a durar y los riesgos van parejos a las oportunidades. Pero ese comportamiento no significa que ésta sea una crisis irrelevante. Ni mucho menos. Estamos ante una crisis crediticia de dimensión y consecuencias que están aún por ver. Han sido muchos años, casi una década, de facilidades crediticias extraordinarias, de nulo o muy bajo coste real del dinero, que han propiciado un crecimiento económico sostenido, pero que no van exentos de excesos y de errores de juicio en el análisis y valoración de los riesgos.
Además de los quebrantos originados en el sector inmobiliario, habrá que estar atentos al desenlace de operaciones corporativas demasiado atrevidas, alentadas desde una situación de gran liquidez , pero que se ponen cuesta arriba en un entorno menos propicio a la deuda. Por ahora, todo indica que la crisis crediticia se está empezando a gestionar con seriedad, pero es pronto para pensar que está resuelta.

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