martes, agosto 28, 2007

Rosa Regas obedece al clamor popular y saca los colores a Zapatero

Rosa Regás obedece al clamor popular y saca los colores a Zapatero
Elsemanaldigital.com

28 de agosto de 2007. La escritora Rosa Regás presentó este lunes su dimisión como directora de la Biblioteca Nacional. La renuncia ha sido aceptada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, lo que ha suscitado la aprobación del mundo de las letras españolas, ampliamente descontento con la gestión por parte de Regás de una de las más importantes instituciones culturales de España, y seguramente una de las de más excepcional valor.Regás entró en la Biblioteca Nacional con la voluntad de representar allí el espíritu de cambio que según algunos encarnaba el Gobierno nacido de las elecciones del 14 de marzo de 2004. Regás quiso cambiar todo y cambió muchas cosas, introduciendo un sesgo ideológico en la vida de la Biblioteca; esa orientación le creó no pocos opositores, pero fue aprobada siempre por el Gobierno. Regás se deshizo incluso, y siempre por las mismas razones, de la estatua de don Marcelino Menéndez y Pelayo, y también eso fue tolerado por el Gobierno.Ahora bien, además de sectaria y banderiza, la gestión de Regás fue profundamente ineficaz, e incluso las mismas personas que le colocaron en su alto cargo y la sostuvieron en él han terminado por admitir que no era una buena gestora por elevados que fuesen sus méritos políticos. Los cambios de Regás han llevado, por ejemplo, a que los investigadores estén descontentos con su gestión y a que recientemente hayan desaparecido dos incunables de los fondos de la Biblioteca. Si recordamos que la primera misión del Centro es la custodia de esos fondos, el balance es lamentable y la dimisión no puede estar más justificada.Esta dimisión no puede ahorrar responsabilidades políticas al Gobierno. Zapatero quiso a Regás en su cargo y la mantuvo cuando ya era evidente su fanatismo ideológico; que se haya aceptado una tardía e inevitable dimisión sólo honraría a la dimisionaria, pero no legitima la gestión cultural del Gobierno Zapatero, en la que ha prevalecido lo ideológico sobre la defensa del patrimonio histórico y cultural de la nación.Bien está Regás fuera de su cargo, y bueno será sustituir por una persona más digna de confianza técnica aunque no sea tan políticamente afín al poder. Sea cual sea el Gobierno, España necesita que las grandes instituciones del Estado queden por encima del ir y venir de los partidos. La Biblioteca Nacional, como los grandes Museos, son un bien acumulado por todas las generaciones de españoles y que no puede ser empleado al capricho de unos o de otros. España tiene desde hace un siglo un brillante Cuerpo Facultativo de Bibliotecas, Archivos y Museos, encargado institucionalmente de desempeñar estas funciones, incluso y sobre todo a nivel directivo, sin atender a los caprichos del poder. Es hora que Zapatero dé muestras de haber aprendido la lección y emplee los medios humanos del Estado al servicio de los intereses permanentes del país.

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