miércoles, agosto 01, 2007

Ramon Tamames, La economia sugun Solbes y ZP

jueves 2 de agosto de 2007
La economía según Solbes y Zapatero (2004/2007) Ramón Tamames
Catedrático de Estructura Económica (UAM)Catedrático Jean Monnet de la UEMiembro del Club de Roma

Veíamos la semana última la fase de política económica española 1996/2002, tema al que pusimos el título global de “El legado de Rato”. Una importante ejecutoria económica a pesar de la cual la situación política del segundo Gobierno Aznar (2000/2004) se deterioró gravemente. Debido a la intervención militar norteamericana en Iraq, apoyada por el Gobierno del PP (la célebre foto de las Azores de marzo del 2003). De modo que la fuerte campaña “No a la guerra”, junto con el macroatentado de Madrid del 11 de marzo del 2004, condujo a la victoria electoral del PSOE tres días después: José Luis Rodríguez Zapatero se instaló en la Moncloa, con Pedro Solbes otra vez como ministro de Economía y Hacienda.
Todo eso sucedió en momentos en que la fuerte recuperación de la economía mundial tras la crisis de la nueva economía del periodo 2001/2003 permitió a España conseguir una tasa anual de progreso del PIB comparativamente elevada: en torno al 3,5 por ciento como media para los años 2005 al 2007, frente a menos del 2 en la Eurozona. Lo cual en manera alguna fue significativo que no hubiera problemas, empezando por el déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos, que se situó en torno al 9 por ciento del PIB en el 2007; un nivel incluso superior al que tanto venía criticándose para EEUU.
Sin embargo, como se ha señalado repetidamente por una serie de autores (y entre ellos José Luis Feito), ese déficit no resulta ser tan grave por sus consecuencias como lo fue en el pasado, al estar la economía española dentro del euro. Una divisa que no se halla expuesta a las turbulencias que sí se padecieron con la peseta entre 1992 y 1995, al haber entrado en el SME en 1989 con una valuta supervalorada (el gran error del ministro Solchaga). Pero desde 1998, ya con la moneda común, las circunstancias se hicieron muy diferentes, porque el euro, en circulación efectiva desde el 2002, ya no es devaluable ni revaluable —otra cosa es su cambio fluctuante con el dólar o el yen— y, por tanto, la economía española ya no podía tener los típicos problemas de las tormentas monetarias que se sufrieron entre 1992 y 1995. En realidad, las dificultades principales había que verlas en la lentitud de crecimiento de la productividad, y en las tensiones inflacionistas; y en definitiva, en la expresión combinada de caída de la competitividad española frente al exterior.
Entrando ahora en los principales factores de crecimiento de la economía española durante el periodo 2004/2007, en los análisis de coyuntura se ha insistido hasta la saciedad en la trascendencia de dos sectores. El primero, la construcción, sobre todo de viviendas; con guarismos espectaculares, por encima de 750.000 unidades en el 2005 y no menos en el 2006, superando esa cuantificación el conjunto de Francia, Alemania y Reino Unido. Lo cual hizo presagiar un pinchazo de la burbuja inmobiliaria que finalmente, al menos en términos de aterrizaje más o menos suave según los casos, llegó en el 2007.
El segundo factor expansivo de la economía del cuatrienio 2004/07 radicó en la fuerza del consumo privado, en el que incidió la pujanza demográfica debida a la inmigración masiva, por la incorporación de no menos de 4,5 millones de foráneos a la sociedad española a lo largo del decenio 1998/2007. Lo cual, ciertamente, también plantea la problemática que eventualmente surgiría si se entrara en una fase de ralentización del desarrollo: aparecerían entonces bolsas de paro importantes, con graves dificultades para la Seguridad Social, cambiando el signo de lo sucedido como consecuencia de los superávit del sistema, hasta el punto de que el Fondo de Reserva para las pensiones se situó en una cota de 46.000 millones de euros (segunda mitad del 2007).
En definitiva, comparativamente con la Eurozona, la situación económica de España se mantuvo bonancible entre el 2003 y el 2007 —no obstante una serie de problemas de deslocalización industrial, de menor vitalidad en la industria del automovilismo, o del señalado déficit por cuenta corriente—, y en ese sentido, frecuentemente se criticó el hecho de que el ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, mantuviera, sin más, las políticas de Rodrigo Rato de los tiempos del Gobierno del PP. Hasta el punto de caracterizarse esas pautas como un “vivir de las rentas”, porque siendo cierto que hubo una serie de reformas —las de carácter laboral, sobre todo para frenar la temporalidad del empleo y favorecer su mayor fijeza; la revisión de los tipos del IRPF, con el 18 por ciento lineal para los operadores de capital—, no es menos verdad que no se generó una economía más flexible.
Precisamente desde el enfoque de pedir la flexibilidad, Michael Klein, vicepresidente del Banco Mundial, manifestaba a mediados del 2006 que las políticas económicas de Rodríguez Zapatero eran decepcionantes. Pues “si bien los números resultan buenos en el día a día, se echa de menos un enfoque del futuro. Así las cosas, entre los países de la vieja Europa (Francia o Alemania sí están haciendo sus deberes), España presenta algunos de los peores datos: la rigidez del sistema de empleo la sitúa en el puesto 161 de entre los 175 del Informe del Banco Mundial. Y los trámites necesarios para crear un negocio son insostenibles, sin olvidar la excesiva presión fiscal”.
Las consecuencias de la falta de reformas de fondo son efectivamente peligrosas en potencia, pues si no se avanza en la flexibilización del mercado de trabajo, y se persiste en ciertas políticas casi atávicas, castigando la creación de negocios, los números de la economía sumergida (entre el 15 y el 20 por ciento del PIB), se mantendrán altos, con todo un grave lastre tributario, político y social.
En resumen, los 13 años de crecimiento económico ininterrumpido, desde 1995 al 2007 —el lapso de expansión más largo de toda la historia económica de España— presenta más luces que sombras. Sobre todo en los cuatro primeros años de Rato (1996/2000) frente al cuatrienio de Solbes (2004/07).

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