miércoles, agosto 29, 2007

Primo Gonzalez, Empresa publica invasora

miercoles 29 de agosto de 2007
Empresa públicas invasoras Primo González

La canciller alemana, Ángela Merkel, ha dado la voz de alerta el pasado fin de semana tras la larga reunión de dos días que mantuvieron los dos grandes partidos políticos alemanes ahora gobernando en coalición. En Alemania hay cierta preocupación ante la ofensiva inversora de algunos países que cuentan con importantes sumas de dinero en sus reservas y que parecen dispuestos a utilizar algunas de las agencias estatales o empresas públicas para adquirir empresas en los países desarrollados. La preocupación reside principalmente en el carácter estratégico que Alemania atribuye a algunas de estas empresas objeto de compra.
La ofensiva compradora por parte de países como Rusia, Dubai, India, Taiwán o China (los dos primeros, gracias a sus importantes excedentes petroleros) es todavía incipiente aunque crece con rapidez. Llama la atención desde hace unas semanas la pugna que mantiene Dubai Borse por hacerse con el control de la Bolsa sueca OMX, en disputa con el Nasdaq norteamericano. El líder taiwanés de ordenadores personales Acer acaba de adquirir una de las mayores empresas norteamericanas de PCs, Gateway, y se ha convertido en uno de los tres mayores fabricantes del mundo, en donde compite con otro fabricante emergente, Lenovo, empresa china que hace unos años adquirió la división de ordenadores personales de la multinacional IBM. Son dos casos sueltos entre docenas de otros muchos que se han prodigado en los últimos meses y que van en aumento.
Lo que ha llamado, sin embargo, la atención del Gobierno alemán, no han sido estas operaciones y otras de similar envergadura, muchas de ellas orientadas a la toma de posiciones en parcelas industriales como los bienes de consumo. Lo que empieza a preocupar en los países desarrollados es que empresas con dinero público de estos países puedan adquirir compañías con tecnologías mucho más avanzadas, empresas de suministros energéticos o entidades financieras. Una de las operaciones que ha levantado más cautelas ha sido la eventual entrada rusa en el consorcio europeo aeronáutico, EADS, propietario del Airbus. La disponibilidad de dinero no es, desde luego, un obstáculo actualmente para estos países, alguno de los cuales, caso de China, cuenta con ingentes reservas monetarias producto de su ingente superávit comercial y por cuenta corriente, que le ha permitido superar hace tiempo el billón de dólares en reservas exteriores.
La Unión Europea ha desarrollado en los últimos años una doctrina propia en relación con el papel de las empresas públicas en las operaciones transnacionales, en relación lógicamente a las operaciones dentro de la Eurozona, de forma que las empresas que cuentan con el aval del Estado o que son propiedad pública no tienen (o no deberían tener) carta blanca para entrar en el territorio de otros Estados miembros y adquirir empresas de esos países.
La doctrina no ha funcionado nada bien, ya que en la práctica Francia sigue siendo un coto cerrado (en especial en algunos sectores) para las empresas o los inversores de otros países. La protección francesa de los sectores eléctrico y bancario, ejercida con todo tipo de artimañas, no tiene nada que envidiar al respecto a la que ha utilizado tradicionalmente Italia para impedir la entrada de bancos extranjeros o para frenar la libertad de movimientos de competidores que pudieran hacerle la sombra a Fiat. Algunos países, como España, han desarmado sus barreras de protección frente a terceros, lo que explica la presencia reciente de Enel entre los compradores de Endesa o la recíproca posibilidad de que Telefónica tenga una posición activa en el antiguo monopolio telefónica italiano, ahora convertido en competidor internacional. Pero ha habido una respuesta bastante heterogénea y desigual a la hora de respetar esa doctrina liberal, que Bruselas no ha logrado imponer de forma generalizada a pesar de sus esfuerzos.
¿Tiene sentido aplicarla ahora a los recién llegados actores mundiales de la globalización, como empiezan a sugerir algunos dirigentes europeos? De momento, Bruselas no ha dicho ni una palabra sobre este intento de aplicar la doctrina europea de empresas públicas a los países emergentes, pero tarde o temprano tendrá que entrar en el debate. Alemania ya está tomando sus precauciones.

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