miércoles, agosto 15, 2007

Primo Gonzalez, ¿Cambiaran sus planes el BCE y la FED?

miercoles 15 de agosto de 2007
¿Cambiarán sus planes el BCE y la FED? Primo González

Ya han empezado a surgir algunos comentarios estos días sobre lo que piensan hacer los bancos centrales ante el nuevo escenario monetario y económico que se ha abierto con la crisis de las hipotecas. La pregunta lógica es la de si el Banco Central Europeo (BCE) va a seguir con su determinación de elevar los tipos para combatir la inflación, decisión que más o menos había programado para el mes de septiembre próximo, y si la Reserva Federal va a seguir remoloneando, es decir, alargando reunión tras reunión el esperado recorte de los tipos de interés, que ahora están en el 5,25%. Lo que parece pedir el cuerpo a los observadores de los mercados está bastante claro: el BCE debe abstenerse de subir tipos y la FED debería actuar cuanto antes bajando los suyos. Pero, ¿tiene lógica este cambio de planes?
La respuesta que este martes ha emitido Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE) no aclara mucho las cosas ni anticipa sus futuras decisiones. Parece como si Trichet dijera que estamos ante un pequeño bache que no ha sido más que un retorno a la normalidad, ya que los inversores habrían ajustado sus actitudes hacia el riesgo a baremos más realistas. Es como si viniera a decir que los agentes del mercado (se supone que los inversores pero también las entidades financieras) se habían deslizado por la pendiente de la permisividad, reduciendo las cautelas frente a los riesgos y dando rienda suelta a sus deseos de facilitar crédito y financiación a todo el mundo, al margen de su grado de solvencia.
Esta especie de regañina no parece que sirva de antesala para un cambio en lo que Trichet ha venido diciéndole al mercado desde hace unas cuantas semanas: que la lucha contra la inflación es el objetivo principal del BCE y que los tipos de interés serán manejados en función exclusivamente de ese criterio, es decir, de que existan o se intuyan (que se intuyen) amenazas sobre la estabilidad de precios. De ser así, Trichet estaría esperando una rápida resolución de este enojoso asunto del nerviosismo de los mercados y de la inestabilidad de las Bolsas para retomar la plena vigencia de su discurso alcista de cara a la vuelta de las vacaciones.
La cuestión es si podrá. Primero porque las masivas intervenciones del BCE han estado descuadrando la tesorería del banco en estas últimas dos semanas, lo que está teniendo un impacto, difícil de evaluar, sobre la cantidad de dinero en circulación y sobre las expectativas de los inversores y entidades financieras.
El coste del desliz que se les atribuye a algunas entidades financieras y en general al clima de bonanza crediticia en el que estábamos viviendo está todavía confuso, sobre todo en Europa. Apenas aparecen cifras, de forma que nadie está en condiciones de evaluar los gastos del dolce far niente. Los reguladores (es decir, bancos centrales, con el BCE a la cabeza y desde luego el americano) no han estado tampoco muy finos a la hora de vigilar las liberalidades de sus pupilos, aunque son muchos los que dicen que la cosa no va con ellos. Pero quebrantos existen y alguien los tendrá que aflorar y pagar. En esas estamos y quizás de ello dependa la duración de la actual incertidumbre que viven los mercados.
Pero hay otra cuestión relacionada con los márgenes de libertad para subir los tipos de interés: la economía europea está ofreciendo desde hace unas semanas señales inequívocas de creciente tendencia hacia la debilidad o, en el mejor de los casos, hacia el mantenimiento de tasas de crecimiento modestas, como las de estos últimos trimestres. No parece existir potencial para más entusiasmo en la actividad económica. Además, la subida del tipo de cambio del euro ya ha jugado un papel suficientemente duro como para pensar que además es necesario otro golpe de efecto equivalente, es decir, una subida de tipos. ¿No le basta al rigor monetario un tipo de cambio tan excesivo como el actual, que ya frena tensiones inflacionistas?
En cuanto a la Reserva Federal americana, su horizonte parece más despejado: la economía se debilita gradualmente, la inflación no parece desbocada y los apremios de los prestatarios (que están en el origen de la actual crisis) agradecerían mucho una ayudita en forma de tipos de interés más bajos. La FED, en suma, quizás tenga algo más difícil que el BCE lo de escaparse de los pronósticos.

No hay comentarios: