miércoles, agosto 29, 2007

Presidente Gul

Presidente Gul
29.08.2007 -

La elección por procedimientos estrictamente democráticos de Abdulá Gul como presidente de Turquía abre, tras el triunfo del islamista moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo en las elecciones legislativas de julio, una nueva etapa en la historia de este país. Un periodo que exigirá del nuevo jefe del Estado y del primer ministro, Tayip Erdogan, un liderazgo moderador que propicie la conciliación con el laicismo más comprometido. El veredicto de las urnas y, en tercera votación, el del Parlamento surgido de ellas emplaza sin duda a las fuerzas armadas turcas a renunciar al papel de guardianes de la herencia kemalista que han venido desempeñando hasta la víspera misma de la designación, cuando el general Buyukanit se atrevió a denunciar públicamente los «círculos diabólicos» que, según él, amenazarían la laicidad constitucional. Las primeras palabras del ya presidente Gul, subrayando que «el secularismo constituye uno de los principios básicos de la República», contribuyeron a atenuar los temores que su elección suscitaba, al tiempo que situaban fuera de toda razón la velada amenaza de golpe castrense que el Estado Mayor turco hizo pública el pasado 28 de abril, en una actitud claramente alejada de las prácticas democráticas.La relación entre el presidente constitucional de Turquía, que se ha comprometido a respetar los principios fundamentales de la República, y esas mismas fuerzas armadas será crucial a partir de ahora para que el país supere la abierta confrontación entre el islamismo gobernante y los estamentos laicistas. Ése es, sin duda, el anhelo de una amplia mayoría social, compuesta por quienes se muestran capaces, bien de vivir la religión sin caer en el integrismo, bien de convivir con el Islam sin ver en él una amenaza inevitable para la libertad y el progreso. Y también es el deseo expreso de una Unión Europea que, coincidiendo con Estados Unidos en la confianza de que el futuro inmediato de Turquía se escriba en términos de convivencia, espera que el nuevo tiempo favorezca la aproximación del país a los parámetros comunitarios y a las exigencias de la UE, y allane el largo y hasta ahora complicado camino de la integración.

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