miércoles, agosto 15, 2007

Patxi Andion, Vivir con la familia

miercoles 15 de agosto de 2007
Vivir con la familia Patxi Andión

La sociedad civil se pregunta y se preocupa por el estado de salud de los sistemas organizativos en los que se basa su existencia. Es lógico. Le va mucho en el envite. Le preocupan, por eso, un montón de cosas que atañen a los individuos. Y como es inteligente, sabia, más bien. No suele preocuparse a la vez de todas las cosas por las que tiene razón en perder el sueño, sino que suele hacerlo espaciadamente, por pautas, a veces marcadas por los propios acontecimientos humanos, que siempre se empeñan en una inoportunidad manifiesta y a veces, son los elementos objetivos, como las estaciones del año, las sequías, los fríos, las catástrofes, o los calores. Porque esos elementos impredecibles e independientes de la voluntad, suelen sacar a relucir los asuntos humanos en toda su crudeza o esplendor. Como ahora. En verano.
Verano quiere decir vacaciones y eso trae consigo la ociosidad laboral, el calor, la sandía, la playita o la piscina, las cenas y los kilos de más, los sablazos de los chiringuitos, las siestas augustas y la familia. Sobre todo. La Familia. Y de todas las novedades, a la que menos acostumbrados estamos todos es a estar con la familia. No señor. No estamos acostumbrados.
Cuando ni es verano, ni estamos de vacaciones, ni nada de eso, cada uno de los miembros de la familia, está a su corte, como se dice en el campo, es decir; en lo suyo y cada uno en lo suyo produce una maraña de actividad que puede llegar a tener algunas conexiones, coincidencias y similitudes, incluso afortunadas y puede que ansiadas, pero siempre son encuentros.
El Padre, generalmente, trabaja, y vuelve a casa tarde. Si los niños son pequeños, los ve justo al acostarse. Si son mayores, o estarán bajo el paraguas del PC o se estarán duchando para salir, con lo cual, llegará al fin de semana, esperando verlos, pero cada uno de ellos, incluido el mismo, buscarán el tiempo preciso para dedicarse a lo quieren y no como han hecho durante la semana, dedicándose a lo que deben, con lo cual. Poca cosa. ¿Y que pasa con la santa esposa? Pues hoy, afortunadamente, muchas esposas son además, jefas de personal, recepcionistas, limpiadoras profesionales o guardias civiles, que al llegar a casa, además se encerrarán en la cocina esposadas por la cena y recogidas las migas, se darán un baño y con suerte llegarán justo, justo a la cama paras dormirse y roncar como Dios manda, o sea que tampoco.
¿Y los niños? Pues esos aún menos. Si son pequeños habrán pasado mas horas al día con su Seño que lo harán con su madre y con su padre. Y si son mayores, pues igual. Entre las pibas, el curro o los exámenes. Conocerán al padre de segundas.
Pocas oportunidades se brindan así de que la familia esté reunida. Pasan y pasan los meses, se suceden desde las primeras semanas de Septiembre y uno tras otro caen, y puede que el mayor tiempo en compañía de los tuyos, sea, si se tiene la suerte de vivir en un 12º y se coincide en el ascensor.
Pero he aquí que llega el Verano y con el las vacaciones y de pronto se encuentra uno conviviendo con un montón de marcianos alrededor que llevan tus mismos apellidos, pero que a pesar de ello, siguen siendo marcianos. Y se precisa convivir con ellos todo el día, toda la semana e incluso puede que varias semanas. Y se precisa descubrir de nuevo a los llamados tuyos. Rápidamente uno se percata de cuan distintos somos.
Un ancestral dicho árabe dice: “Un hombre(o mujer, o niño, o niña, o joven) se parece mas a su tiempo que a su padre” Y que lo digan.
Vierten las aguas de los días en frescores oscuros. Y las tardes encogen. Agosto

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