jueves, agosto 09, 2007

Pasos pendientes

Pasos pendientes
10.08.2007 -

Cada accidente que se registra en un paso a nivel apela a una doble responsabilidad. Por un lado, subraya la obligación contraída por las administraciones encargadas de las infraestructuras ferroviarias para la progresiva eliminación de unos puntos de peligro potencial y objetivo; por otro, recuerda la necesidad de que conductores y peatones se guíen por una extrema precaución al franquear estos cruces. Pero es tan enorme la desproporción entre la locomotora y el hombre o cualquier vehículo que la simple llamada a una prudencia en muchas ocasiones inexistente no consigue evitar la muerte de decenas de personas cada año en España. El único modo de reducir esta estadística terrible pasa por entender que el tren, en décadas pasadas introductor de la modernidad y el progreso, ha de ceder ahora su preeminencia de paso en miles de núcleos urbanos y rurales de todo el país.Las administraciones elaboran planes periódicos para suprimir progresivamente los cruces más peligrosos y, a la vez, dotar a los que continúan en servicio de la señalización más adecuada. No puede decirse que descuiden la atención hacia un claro motivo de preocupación ciudadana, pero tendría que mejorar el ritmo al que avanzan los trabajos. Peatones y conductores conviven en Euskadi con 300 pasos a nivel, responsabilidad casi a partes iguales del Ministerio de Fomento y del Gobierno vasco, y sólo una treintena se han eliminado en los últimos años. Las inversiones que exige esta tarea son muy cuantiosas, pero siempre inferiores a los beneficios para la seguridad de las personas y de la circulación ferroviaria.

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