lunes, agosto 13, 2007

Parches contra el caos en Cataluña

lunes 13 de agosto de 2007
Parches contra el caos en Cataluña
ABRUMADA por el caos en que viven a diario muchos miles de catalanes debido al pésimo funcionamiento de infraestructuras clave -los trenes de Cercanías, el aeropuerto de El Prat y algunas de las carreteras más transitadas-, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ha decidido adelantar varias semanas la puesta en marcha del llamado Centro Coordinador de la Operación Ferroviaria Barcelona 2007. Se trata de un intento desesperado por reducir en la medida de lo posible los efectos negativos de las obras que deben permitir la llegada del tren de alta velocidad a esa ciudad en diciembre y que, al parecer, son la principal causa del caos en la red de Cercanías. Sin embargo, son decenas de miles los catalanes -en especial los barceloneses- que llevan un mes acumulando una natural indignación por ser víctimas de fallos de magnitud en servicios esenciales, como ocurrió también con los apagones. Quieren ser satisfechos con hechos y no con palabrería.
Pero para desazón de Álvarez, ayer fueron los propios sindicatos del sector los que argumentaron que si alguien piensa que en diciembre, con el teórico fin de las obras de alta velocidad, van a desaparecer los problemas de la red ferroviaria en Cataluña, está profundamente equivocado. Los sindicatos, entre otros muchos colectivos, han dado con la clave en la que reside también la sospecha real de los ciudadanos: se trata de una deficiencia estructural cuya solución no depende en exclusiva de un incremento de las inversiones -como arguye el nacionalismo victimista-, sino de una gestión pública seria y eficaz. Desde esta perspectiva, más parece que la decisión de la ministra de adelantar el centro coordinador -y de enviar a vivir a Barcelona durante meses al secretario de Estado de Infraestructuras y a directivos de Renfe y Adif- es un improvisado parche efectista y propagandístico con el único propósito de defenderse mañana en su cita con el Congreso. No sería de extrañar, pues, que más allá de su reprobación, algún grupo parlamentario exija el cese de Álvarez porque durante toda la legislatura está ofreciendo tantas pruebas de soberbia como de ineficacia.
Pero igual de efectista que la ministra, incluso más, se está mostrando el tripartito catalán. Su actitud, desmarcándose abiertamente de Álvarez -a quien ha censurado su parálisis ante el caos y sus «prisas» para irse de Barcelona-, lejos de ser generosa, es hasta despectiva. En épocas de ineficacia y negligencia, nadie quiere presentarse como socio de quien falla. Y esto mismo es lo que está poniendo en práctica el equipo de José Montilla, quien hace sólo un año todavía era un solidario compañero de Álvarez en el Consejo de Ministros. Además, sostener, como hace la Generalitat, que no habría caos si la gestión del servicio ferroviario estuviera transferida a Cataluña y no dependiera de Moncloa, demuestra un elevado grado de cinismo entre quienes han perdido cinco años enrocados en irrelevantes cuestiones identitarias. Como Álvarez, tampoco la Generalitat es la más indicada para presumir de la calidad de su servicio al ciudadano. Ni siquiera para pedirle paciencia como remedio a sus males.

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