lunes, agosto 27, 2007

Pablo Sebastian, El ataque a Gallardon y el silencio de ZP

lunes 27 de agosto de 2007
El ataque a Gallardón y el silencio de Zapatero
POR PABLO SEBASTIÁN
Para entender la furiosa campaña del diario «El Mundo» y de sus acólitos del PP, que lidera Eduardo Zaplana, contra el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón por su legítimo deseo de estar en el Congreso de los Diputados y, desde allí, aspirar a la sucesión de Mariano Rajoy si pierde las elecciones en el 2008, es necesario saber que este diario está empeñado en convertirse en el centro de poder y referencia ideológica y estratégica del Partido Popular, como el diario «El País» lo es del PSOE en el ala zurda de la política, para disfrutar así de las ventajas políticas, económicas y de influencia social que les reportaría esa situación, como buque insignia mediático del partido.
Se trata de un objetivo que los osados responsables del rotativo intentaron alcanzar -pretendiendo «gratis et amore» el que era multimedia de Telefónica- en los tiempos del Gobierno de José María Aznar, y que sólo estaría en su mano en el caso de una derrota de Rajoy, lo que según sus propios cálculos les daría la oportunidad para colocar en el liderazgo del PP a uno de los suyos, algo que en principio parecía reservado a Esperanza Aguirre hasta que Rodrigo Rato apareció en el horizonte de la política española y el director de «El Mundo» le ofreció -en una segunda edición de la conjura del «balcón de Carabaña»- un pacto con Rajoy de colaboración electoral y de sucesión en el cargo si cosechaba otra derrota, todo ello al margen del Congreso del PP.
Esta estrategia imita y supera con creces las ambiciones del alcalde de Madrid, a quien pretenden silenciar y arrinconar, presentándolo como traidor a la derecha española, para luego acusarlo de falso centrista y de estar rodeado de un clan de «amistades peligrosas», que nunca serían menos peligrosas que las anteriores de Rato o las actuales de Aguirre, y entre ellas incluida la pretendida «drogodependencia» mediática del citado diario de propiedad italiana.
Se ha pasado toda la legislatura sobándole el lomo a Zapatero, al que justifica como «ingenuo», y enalteciendo a su vicepresidenta De la Vega, a la vez que sumergían al PP en el catastrófico túnel del tiempo de los atentados del 11-M, agitando el fantasma de una ya fracasada conspiración en la que han colaborado, como activistas políticos y mediáticos, Acebes, Zaplana, Aguirre, Mayor y Fernández, los mismos que habitan el sector conservador del PP y que se han lanzado al cuello de Gallardón, encumbrándolo en el centro de la política, donde goza de probado y amplio apoyo electoral. Los que, a su vez, parecen convencidos de la incapacidad de Rajoy para ganar las elecciones frente a Zapatero, dando por buena una victoria del PSOE en 2008 con tal que todos ellos puedan permanecer cómodamente instalados en las poltronas del primer partido de la oposición, dejando de lado los intereses del PP y también los generales de los españoles, que se verían seriamente dañados con un segundo mandato de Zapatero.
Semejante espectáculo, con el que se ha pretendido ahogar la libertad de expresión de Gallardón y la democracia interna del PP, sólo ha sido posible por la pasividad de Rajoy, que posiblemente no tiene más amistad peligrosa que su propia desidia, y que al parecer disfruta con el espectáculo cainita de sus barones en pos de su sucesión, cuando lo obligado parecería que el líder del PP, ante el desgobierno de Zapatero, la amenazante crisis económica y el renacer criminal de ETA, se presentara ante la sociedad española con un plantel de candidatos y un equipo de Gobierno capaz de exigirle al líder del PSOE las pertinentes responsabilidades políticas sobre los disparates de la legislatura.
Y, en el caso de ETA, explicaciones sobre el alcance de los pactos hallados en Loyola entre el PSOE, PNV y Batasuna, además de la ilegalización de ANV y un cerco político y judicial al brazo político de ETA, advirtiendo a quienes aún los protegen, como los de la Esquerra Republicana, que se ha acabado el tiempo del «proceso de paz» y del baile con los lobos terroristas, en el que participó Zapatero de manera irresponsable y singular porque, en contra de lo que en su día intentaron Suárez, González y Aznar, el líder del PSOE se fue a parlamentar con ETA sin el apoyo del primer partido de la oposición y de las víctimas del terror.
Y resulta un tanto grotesco que, después de todo lo ocurrido y de la fractura social producida en el cuerpo español, Zapatero, como si no hubiera pasado nada y no tuviera en todo ello la menor responsabilidad, exija el apoyo a su Gobierno de todos los partidos como algo obligado y sin ofrecer la menor explicación sobre lo ocurrido. Agitando, como el escudo protector de su fracaso e incapacidad política, la cacareada unidad de los demócratas frente a ETA, que él rompió, y la ingenua petición a Batasuna o ANV -que son la misma cosa- de que condenen los atentados de su brazo armado y criminal.
Zapatero le ha abierto a ETA en Loyola las puertas de su ambición política, aunque no tanto como esperaba la banda, y de ahí los atentados. Y estamos a la espera de que hable con contundencia y claridad, como esperamos el fin del largo y cálido verano de Rajoy y algo más que divagaciones sobre la brecha que se está abriendo en su partido, mientras crece el vacío del centro político en el que sus agresores están instalando el liderazgo de Gallardón.
LA CRÓNICA DEL LUNES

No hay comentarios: