jueves, agosto 02, 2007

Mark Steyn, Washington se niega a ver la realidad

viernes 3 de agosto de 2007
Terrorismo islamista
Washington se niega a ver la realidad
Si algo hemos aprendido de estos seis años de la "guerra contra el terror" es que resulta imposible ganarla sin enfrentarse a la ideología que lo provoca.
Mark Steyn

"Cualquier intento de identificar una ideología asesina con una gran religión como el islam está equivocado y necesita ser refutado", declaró Jacqui Smith, la nueva secretaria británica del Interior, tras inaugurar su cargo con una explosión, o casi-explosión, al incrustarse un Jeep Cherokee llameante en una terminal del aeropuerto de Glasgow, con uno de sus pasajeros saliendo a trompicones del amasijo gritando "¡Alá Ajbar!". Al día siguiente, diez personas, incluyendo a ocho turistas españoles, fueron asesinadas en Yemen por un terrorista suicida algo más eficiente.
Sin embargo, el nuevo primer ministro británico, Gordon Brown, ha prohibido a los ministros utilizar la palabra "musulmán" en relación con el terrorismo. Como informaba The Daily Express, "el cambio forma parte de un nuevo intento por mejorar las relaciones de la comunidad y evitar ofender a los musulmanes".
Los primeros ministros y presidentes del mundo llevan intentando "evitar ofender a los musulmanes" cinco años ya. La primera reacción de casi todos los líderes occidentales al 11 de septiembre fue saltar a su limusina e ir volando hacia la mezquita más cercana. Como dijo el otro día el presidente Bush en una visita de cortesía al Centro Islámico de Washington, de financiación saudí, "con el fin de subrayar el respecto de Estados Unidos a la fe musulmana aquí en casa, vine a este centro seis días después de los ataques del 11 de Septiembre a denunciar los incidentes provocados por los prejuicios contra los norteamericanos musulmanes”.
No estaba completamente claro que hubieran tenido lugar "incidentes provocados por los prejuicios" de importancia, y entre aquellos que se reunieron para las sesiones de islamocháchara post-11-S del presidente hubo más de uno con un largo historial de prejuicios contra los no musulmanes. Recordará usted que el lema de Bush por aquel entonces era: "el islam es una religión de paz". El presidente no es, que yo sepa, un imán practicante (dudaría de decir algo tan definitivo sobre el Príncipe de Gales), de modo que no está del todo claro qué autoridad tiene el Infiel en Jefe para efectuar tales declaraciones. Pero una buena norma básica en aquellos primeros días tras los atentados era: sea el islam "una religión de paz" o no, cuando Bush lo dice, los musulmanes concretos que se encuentran a su alrededor no son el mejor ejemplo.
En el servicio de oración de la Catedral Nacional de Washington el 14 de septiembre 2001, el principal representante de "la religión de la paz", Muzzamil Siddiqi, solamente pudo musitar las más vagas e imprecisas condenas al terrorismo que quepa imaginar. Algo muy poco sorprendente, teniendo en cuenta su extenso historial de apoyo a Hamás y Hezbolá. Otro invitado de honor , Abdulrahmán Alamoudi, veterano consejero del Pentágono, fundador de la organización que suministra religiosos musulmanes a las fuerzas armadas de los Estados Unidos y diseñador de un curso sobre islam impartido en el sistema escolar de California, ahora cumple una condena de 23 años de cárcel por su papel en un complot terrorista libio.
Hay muchos musulmanes pacíficos, pero no son siempre los que aparecen en los reportajes fotográficos presidenciales. El cabecilla del Consejo sobre las Relaciones entre el Islam y EEUU (CAIR por sus siglas en inglés) ha dejado admirablemente claras sus ambiciones de vivir en Estados Unidos según la sharia; los seguidores de la "religión de la paz", en ese sentido, comparten exactamente los mismos objetivos que sus correligionarios más incendiarios.
En su segundo pase en el Centro Islámico, el Presidente Bush apostó por la Organización de la Conferencia Islámica, una especie de Unión Europea o Commonwealth británica para 57 de entre las naciones musulmanas del mundo. Anunciaba que Estados Unidos nombraría por primera vez en la historia un enviado a la OCI, el cual "escuchará y aprenderá de los representantes de los estados musulmanes y compartirá con ellos las opiniones y valores de Estados Unidos”.
En primer lugar, intente imaginarse una Organización de la Conferencia Cristiana con presidentes y primeros ministros reuniéndose en las cumbres. A esos izquierdistas que tanto dicen preocuparse por lo que Estados Unidos está haciendo para provocar "al mundo musulmán" se les abrirían las carnes si a algún político occidental se le ocurriese hablar del "mundo cristiano". El hecho de que repitan tanto la primera fórmula mientras que la otra se les atragantaría es un ejemplo revelador de lo fácilmente que los laicistas occidentales aceptan la soberanía política del islam.
Dicho de otra manera: al margen de si el islam es o no una religión de paz, ¿es una política de paz? La Organización de la Conferencia Islámica es el mayor bloque del nuevo Consejo de Derechos Humanos de la ONU, lo cual explica el motivo de que esa triste caricatura de entidad transnacional no haga nada por los derechos humanos. Cierto, la Organización difundió una "declaración sobre terrorismo internacional" en el 2002, que no está mal en lo que respecta al terrorismo al que se puede aplicar, que es más o menos el de las Baader-Meinhof y las Brigadas Rojas:
5. Rechazamos toda tentativa de vincular al islam y los musulmanes con el terrorismo, dado que el terrorismo no tiene ninguna asociación con ninguna religión, civilización o nacionalidad.
Muy bien. Lo que quieran. Llamémoslo religión de la paz.
10. Rechazamos cualquier intento de vincular el terrorismo a la lucha del pueblo palestino en el ejercicio de su inalienable derecho a establecer su estado independiente con Al-Quds Al-Sharif como su capital.
Ehmm, vale. Eso da carta blanca a Hamás y las Brigadas de los Mártires de al-Aqsa y qué se yo...
11. Rechazamos todo intento de asociar a los estados islámicos o la resistencia palestina y libanesa con el terrorismo, intento que constituye un impedimento a la lucha global contra el terrorismo.
Lo que absuelve en gran medida a Hezbolá, la Jihad Islámica y, en definitiva, a todos los demás. Así que sólo cabe preguntarse si existe algún terrorista real operando en alguna parte del mundo hoy en día al que esta "declaración internacional" condene.
12. Condenamos a Israel por su escalada (...)
Por supuesto.
En alguna parte, ahí fuera, bien podría haber un islam que es una "religión de paz" bona fides, pero no se encuentra entre los cambiantes disimuladores de la Organización de la Conferencia Islámica. Si algo hemos aprendido de estos seis años de la "guerra contra el terror" es que resulta imposible ganarla sin enfrentarse a la ideología que lo provoca. El presidente no debería agasajar a la Conferencia, sino desengañarla de sus ilusiones. Sin embargo, seguimos apoyándolas.
Jacqui Smith quiere que cualquier relación entre terrorismo e islam sea "negada". Solamente porque se niegue a aceptar la verdad no es motivo para que lo hagamos los demás.

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