lunes, agosto 20, 2007

Maria Maizkurrena, Controles

Controles
21.08.2007 -
MARÍA MAIZKURRENA m.maizkurrena@diario-elcorreo.com

Hasta los artículos de las tiendas de todo a cien se han encarecido con el euro, y casi nada de lo que costaba cien pesetas cuesta ya cien pesetas, sino que lo más probable es que se venda a 166 ó, con suerte, a 133 (80 céntimos de euro). Pero los juguetes chinos aún son los más baratos del mundo. O eso creíamos. Pensándolo mejor, podrían ser carísimos. Su relación calidad-precio es tan mala que tienen capacidad para dañar la salud de los niños, y eso ya es mucho precio para un juguete. Ahora bien, las marcas que deberían ser una garantía también nos venden algunas veces productos de bazar chino. Mattel, la compañía juguetera, va a retirar miles de cochecitos y muñecos del mercado, incluido el mercado español, aunque parece que de éste no ha salido ninguna denuncia. Será que los niños españoles son más listos que los yanquis y no se comen un imán ni en sueños. En todo caso, le debemos a Mattel los juguetes defectuosos, pero también la alarma y las medidas que en adelante puedan tomar las autoridades para resguardar al consumidor según estándares de protección norteamericanos (nosotros tenemos estándares de protección europeos, pero a la vista está que no se cumplen; las aduanas hacen como que controlan). Bien es cierto que Mattel ha reaccionado cuando ya algún niño en alguna parte se ha tragado los imanes que se le cayeron a su Barbie o a su Batman hechos en China, pero la detección de la pintura con elevado contenido en plomo es responsabilidad y mérito de la empresa, según parece, que acusa a sus proveedores asiáticos de incumplir las normas de calidad requeridas por ella. Se necesita más plomo del que hay en la pintura de un muñeco Fisher Price para envenenar a un pequeño, pero no es muy inteligente andar dispersando metales pesados en el entorno, porque se acumulan en el organismo, y lo cierto es que tienen muchas formas de llegar hasta él. Incluso en el pescado que comemos hay niveles poco recomendables. En la ciudad de Washington se ha estado controlando el plomo en la sangre de los niños, y se ha descubierto que 3.000 de ellos, desde el año 2000, tienen elevados niveles de ese metal. La causa, según la Fiscalía de la capital estadounidense, es la pintura de las viviendas, y la fiscal Linda Siner ha anunciado acciones legales contra los propietarios. Damos por sentado que tenemos, como los habitantes de Washington, medidas y agentes de control que nos protegen de ciertas pulsiones suicidas de la especie, pero sin duda es la falta de controles la que está permitiendo que las tiendas rebosen de juguetes que se caen a pedazos y que las carreteras inicien una tendencia a recuperar el número de muertos que tenían antes de la implantación del carné por puntos.

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