domingo, agosto 12, 2007

Marchante, El mercadillo

domingo 12 de agosto de 2007
El mercadillo
POR E. RODRÍGUEZ MARCHANTE
Salvo que uno se vaya de vacaciones a la sima ésa de Navarra de la que tuvieron que rescatar a la espeleóloga belga, lo normal es que allí donde esté al menos un día a la semana haya «un mercadillo». Y en caso contrario, es preciso investigar a fondo, pues algo realmente grave ha de sucederle a un lugar al que no le brota espontáneamente un mercadillo veraniego qué menos que un sábado o la mañana de un domingo. Raro.
Estos bazares no han de tener un tamaño o un contenido especial, y a partir de tres o cuatro puestos cercanos y cargados de cualquier cosa ya se puede considerar aquello «un mercadillo». Los hay también enormes y surtidísimos que sin perder su condición trashumante (aparecen y desaparecen como si los dirigiera el mago David Copperfield..., y por cierto, ¿dónde anda ese hombre?, ¿se ha caído dentro de su chistera?...) nada tienen que envidiarle a la Medina de Fez.
Aquellos que han acertado en su lugar de vacaciones suelen tener los mejores mercadillos, en los que convive una caja de tomates que huelen a tales con una estantería de pantalones «jipis» con enormes rayas anchas de arriba a abajo, sueltos de sisa y con unos cordelillos a modo de cinturón. Camisas sin cuello, tarros de miel, embutidos varios, trajes embutidos, bisutería y eso que nadie sabría definir y que lo llaman «marroquinería»... En un mercadillo se puede encontrar de todo. También de nada, es cierto.
Al mercadillo hay que ir, como a los toros, a mirar y nunca a lidiar ni ser lidiado. Aunque siempre hay quien gusta de ir entrando a todos los trapos y hacerse el habilidoso en todas las «paradas». Generalmente se reconoce al día siguiente a los habilidosos por sus pantalones de rayas anchas atados con cordelillo.
La mayor virtud de los mercadillos es situarnos en el mundo y un paseo por ellos enseña tanto como por Wall Street: baja la bolsa de cebollas, a comprar... Sube la morcilla de arroz, a esperar... Análisis de la situación de los mercados, y en el de la esquina cuesta el triple el kilo de tomates inodoros... En fin, ojo al Ibex.

No hay comentarios: