jueves, agosto 09, 2007

Manuel Alcantara, A porte pagado

A porte pagado
09.08.2007 -
MANUEL ALCÁNTARA

España propone ayudas económicas para que los inmigrantes ecuatorianos vuelvan a su país. En el lenguaje enmascarador que suele usarse en estos casos, nuestra infatigable vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega dice que va a crearse «un canal de comunicación preferente» y el presidente de Ecuador, Rafael Correa, habla de «un canal agresivo de retornos financiados». Debemos entender, aunque nos lo pongan difícil, que existe el propósito de frenar el aumento de la llegada de inmigrantes bajo la fórmula del reagrupamiento familiar. Hay un trasfondo económico, claro, como en todo. Los trabajadores ecuatorianos son más numerosos que los turistas de ese país. En España viven 400.000 de forma absolutamente legal y casi todo el dinero que ganan lo envían para allá. Saben que con lo que aquí cuesta una hamburguesa su familia puede comer una semana.Hubo un tiempo en el que a los inmigrantes españoles que trabajaban en Alemania les pasaba lo mismo y ahora somos la Alemania de Ecuador. Recuerdo que entrevisté en Fránfort a un compatriota obligado a la austeridad. En su habitación de la fábrica, que hay que reconocer que era más grande que una cabina telefónica, tenía un infiernillo y en las paredes, clavadas con chinchetas, unas fotos de su mujer y de sus hijos, donde también comparecía él, y otra de la santa patrona de su pueblo, que pertenecía a la provincia de Zamora y, según me contó, disponía de una preciosa ermita.«Ínclitas razas ubérrimas», que dijo el padre Rubén Darío. Lo de «espíritus fraternos» ya es más discutible, pero en verdad son ubérrimas. Su patria andina recibe al año 1.200 millones de dólares en remesas procedentes de España. Trabajan como fieras. Mejor sería decir como inmigrantes. Si se fueran todos, con seguridad que se tambalearía nuestra Seguridad Social.

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