martes, agosto 14, 2007

Manuel Alcantara, Las otras movidas

Las otras movidas
14.08.2007 -
MANUEL ALCÁNTARA

El seísmo de 5,1 grados en la escala Richter movió España moderadamente. Tuvo su epicentro en un municipio que tiene nombre de persona, Pedro Muñoz, que recorrí con mi añorado amigo el poeta Eladio Cabañero, quien, entre otras muchas cosas, me enseñó a querer y comprender a La Mancha. No sé por qué el Alcoyano se ha podido incautar de la moral futbolística hasta convertirse en un arquetipo. El irrenunciable espíritu combativo no es una exclusiva. Por aquel entonces se decía que cuando el equipo del Pedro Muñoz jugaba fuera de su campo se traía prisioneros. El movimiento sísmico que ha alarmado, en mayor o menor escala, a nueve autonomías ha tenido allí su inicial calambre y siempre que ocurren estas cosas nos damos cuenta de que la madre Naturaleza no nos quiere. Es una mamá desnaturalizada o absolutamente neutral en el mejor de los casos.Todos los españoles de cierta edad sabemos que vivir consiste en darse cuenta de que, aunque todo se esté quieto, la tierra se mueve bajo nuestros pies. Eso que llamamos seguridad es sólo una aspiración, ya que nadie puede sentirse indemne ante el azar, que todo, o casi todo, lo rige. Ahora estamos preocupados por otras movidas, una vez superado el susto del temblor, que no fue más que un amago de terremoto, sobre todo si lo comparamos con esos que se ven en las películas. Todas las piedras están sobre otras piedras, pero crecen en intensidad las movidas urbanas veraniegas. Los 'botellódromos' se trasladan al extrarradio, pero su clientela es la misma. ¿Por qué hay jóvenes que llevan navajas cuando salen dispuestos a divertirse? ¿Por qué en vez de tomarse una copa de honrado vino capaz de alegrar el corazón, que dijo el salmista, que no siempre bebía un gran reserva, ingieren cócteles siniestros? Conseguir eso que los sociólogos llaman un 'ocio responsable' no es fácil. Antes hay que lograr unos ciudadanos con responsabilidad.

No hay comentarios: