Manuel Alcantara, La puerta de atras

La puerta de atrás
07.08.2007 -
MANUEL ALCÁNTARA

Nunca ha habido tantas aglomeraciones ante los edificios públicos desde los tiempos de Galdós. Los candidatos hacen largas colas ante los ayuntamientos y las diputaciones frente a la puerta principal: son unos novatos. Los que tienen más experiencia política saben que es de más fácil acceso la trasera. El caso es cobijarse hasta que cambien las tornas, a ver si hay más suerte en las próximas elecciones. Cualquier cosa menos regresar al puesto que no tenían en su vida privada. Es muy duro no representar nada, pero lo es más prescindir de los gastos de representación. Demostraron una admirable capacidad de adaptación para acoplarse a vivir con más dinero, pero ahora eso parece haber decaído y les faltan las fuerzas en la misma medida que la pierde la fuerza política a la que pertenecen. La gratitud no da para todos, pero lo curioso es que algunos también quieren que se les agradezcan las perjuicios prestados. Quienes perdieron estruendosamente las municipales, de una parte y de otra, que eso ya se sabe que va por turnos, exigen que se les recompense su fracaso. Por eso hay quien entra en las diputaciones y en los ayuntamientos y se dirige a los que deambulan por los pasillos para preguntarles, sólo por curiosidad, en qué lugar de la lista iban cuando su organización se pegó el patinazo. Sucederá mientras en esos edificios no pongan, en un lugar bien visible, el cartel de 'Completo', como se hace en los autobuses, que también son públicos. Mientras, seguiremos asistiendo a las discusiones por la desigualdad de los sueldos y comentando, malévolamente, el hecho de que en muchas autonomías haya gente que gane más que el presidente autonómico, sin contar los cargos de confianza. De todas formas no hay riesgo de que los votantes se desmoralicen: ya lo están.