miércoles, agosto 29, 2007

Luis del Pino, La carga de la prueba

La carga de la prueba
28 de Agosto de 2007 - 17:52:14 - Luis del Pino
Ayer publicó Javier Gómez de Liaño un artículo extraordinario en el periódico El Mundo. Hablaba de varias cuestiones judiciales y, entre ellas, del 11-M. El ex-juez, que ya publicó otro artículo al principio del juicio en el que realizaba un interesantísimo análisis de los pros y los contras de los juicios televisados, rezuma sentido común en todas sus argumentaciones.
Sin entrar a analizar los detalles de una causa cuyos recovecos, como él mismo señala, desconoce en buena medida, Gómez de Liaño pone los puntos sobre las íes al señalar cuál es el cometido de un juez a la hora de dictar sentencia: verificar si la presunción de inocencia de los encausados ha quedado destruida, de acuerdo con las pruebas presentadas.
Señala Gómez de Liaño que no basta con indicios o presunciones, ni con la simple verosimilitud de las acusaciones, sino que la culpabilidad de un encausado hay que demostrarla de manera convincente, basándola en certezas. Y se hace, sin responderla, porque no le corresponde, la pregunta fundamental:
"...¿Ha habido en el juicio oral prueba bastante para condenarlos? No tengo respuesta, pues desconozco los entresijos del proceso, pero sí la sensación de que el Ministerio Fiscal y las acusaciones se han movido en el terreno de la mera probabilidad".
Con su artículo, Gómez de Liaño pone el dedo en la principal llaga de la versión oficial. Porque durante muchísimo tiempo, se ha estado, en cierto modo, invirtiendo la carga de la prueba, soltando sobre nuestros hombros la responsabilidad de demostrar que la versión oficial es un camelo. Cuando, jurídicamente hablando, lo que hay que demostrar es justo lo contrario: que los acusados son culpables. Y no me negarán que, a este respecto, el papel hecho por la fiscal Olga Sánchez y sus compañeros de ridículo ha sido esperpéntico.
En cuanto a nosotros, y a pesar de que no nos corresponde la carga de la prueba, aceptamos en su día el reto y creo que, a estas alturas, nadie que no esté animado por el más estricto sectarismo puede negar algunas de las falsificaciones documentalmente demostradas.
A partir de ahí, yo también creo, como Gómez de Liaño, que nos han tocado tres jueces de lo mejorcito que existe. Pero no está de más que alguien como Liaño recuerde de cuando en cuando esas cosas de mero sentido común, más que nada para que los que no somos jueces no perdamos la perspectiva.

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