miércoles, agosto 15, 2007

Lorenzo Contreras, Franco pierde terreno

miercoles 15 de agosto de 2007
Franco pierde terreno Lorenzo Contreras

Mientras los políticos en activo se enzarzan en disputas parlamentarias a cuenta de la crisis de las infraestructuras, que se tambalean en diversos puntos de España, especialmente en Cataluña con sus lamentables cercanías viarias, incluidas las aéreas, otros asuntos menores con raíces en el pasado cobran actualidad. Por ejemplo, la “herencia” inmobiliaria de Franco en Galicia y Tenerife. En Galicia, y concretamente en la provincia de la Coruña, el ya legendario pazo de Meirás, que en su día fue propiedad de la condesa Pardo Bazán, ha dejado definitivamente de ser intocable para entrar en la categoría de bienes litigiosos. El ayuntamiento de Sada, en cuyo término municipal está enclavado el pazo que sirviera en su tiempo para una etapa de los veraneos del general, ha pedido a la Xunta que acelere los trámites para la declaración del pazo de Meirás como Bien de Interés Cultural (BIC). La conselleira de Cultura, Ángela Bugallo, dice que su departamento está dispuesto a recurrir a la vía judicial si la familia de Franco sigue retrasando el momento de permitir que los técnicos inspeccionen el estado actual de la finca.
La amenaza de recurrir a la vía judicial ha sido sugerencia del Bloque (BNG). El acceso de los técnicos a la propiedad es indispensable para la iniciación del “asalto” legal. Mientras tanto, la nieta de Franco, Carmen, se resiste. El contencioso-administrativo correspondiente parece a punto de ponerse en marcha. Con un poco se suerte, el pazo sería públicamente visitable.
El pazo de Meirás fue donado a Franco en 1939, al término de la guerra civil, entre clamores de victoria, como “obsequio popular”, que en realidad fue gestión de un grupo de renombrados ciudadanos, a cuya cabeza figuraba Pedro Barrié de la Maza, en su día distinguido por el general con el título de conde de FENOSA, único caso en la historia en que un título de aspiraciones nobiliarias lleva el nombre de una sociedad anónima. Las indicadas siglas significan Fuerzas Eléctricas del Noroeste Sociedad Anónima.
El llamado “obsequio popular” fue en parte financiado, que es lo mismo que decir arrebatado, a costa de determinados vecinos de Sada, por pago de precios de terrenos aledaños al pazo. Ahora los vecinos —sus herederos— aseguran que se vieron obligados a ceder esos terrenos colindantes que aseguraban el aislamiento del pazo, y aducen que cobraron por ello “precios irrisorios”. Se sabe además que funcionarios públicos de La Coruña fueron “invitados” a ceder una parte de su sueldo mensual para sufragar los gastos indispensables. Se dice que fue un día de haberes.
Simultáneamente a este episodio que tiene ahora al pazo de actualidad, el Tribunal Supremo ha ordenado que el ministerio de Defensa devuelva a los herederos de su antiguo propietario una finca de medio millón de metros cuadrados que fue donada a Franco o a su régimen, en 1937, es decir, durante el llamado “segundo año triunfal” de la guerra civil. Resulta que el terreno no responde hoy a las condiciones de la donación, pues no se ha destinado a uso militar, sino a la construcción de viviendas con ánimo de lucro. Fue el ministro de Defensa de la democracia Eduardo Serra quien ordenó la venta en pública subasta de casi un tercio del terreno de la base militar de Hoya Fría, que acabó en manos de una cooperativa de Viviendas constituida por militares retirados.
Los dos asuntos en cuestión, el pazo de Meirás y la cooperativa de Tenerife, surgen casualmente bajo el mandato gubernamental de José Luis Rodríguez Zapatero. O no tan casualmente. El viento republicanista se está llevando poco a poco todos los vestigios del régimen anterior, unas veces con premio de aplauso y otras con dudas en determinados aspectos. Piénsese en el discutible procedimiento de desmantelar algún que otro archivo histórico-documental, por ejemplo.
Nada extraño sería que en la tendencia de la “desfranquización” entrara cualquier día el destino y naturaleza del actual Valle de los Caídos, donde reposan los restos del general y de José Antonio Primo de Rivera, que si de éste hubiera dependido nunca habrían descansado en las proximidades sepulcrales del hombre que pudo canjearlo en su día, cuando estaba preso en la cárcel de Alicante, y no lo hizo. Primo de Rivera fue fusilado y el general se quitó de encima o de al lado un probable incordio político. Incordio que después representó el falangista Manuel Hedilla durante muy poco tiempo. El justo para que Hedilla pasara a la oscuridad de la historia menor tras una temporada de cárcel.
Con este panorama a la vista —Meirás y Tenerife— se puede sostener hasta cierto punto que Franco (su simbología y su memoria) pierde terreno. ¿Otra baza electoralista para ZP?

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