jueves, agosto 23, 2007

La polemica de las banderas

viernes 24 de agosto de 2007
La polémica de las banderas

LA reciente sentencia del Tribunal Supremo que afirma que la bandera nacional debe ondear de manera permanente en los edificios públicos está teniendo consecuencias notables en algunos lugares de España como el País Vasco.
El nacionalismo de Sabino Arana, como era de esperar, ha reaccionado contra la decisión de la Justicia con toda su artillería, desde el periódico afín que publica una viñeta en la que un militante del Partido Popular sufre un accidente de tráfico mortal por la emoción que le produce oír en la radio la sentencia, hasta el consejero de Interior que saca los trapos sucios del Partido Socialista cuando le reclaman que acate la decisión, o el alcalde que pierde la moderación arremetiendo contra el concejal de la oposición que le recuerda su deber legal.
El caso de Bilbao, municipio en el que hoy se celebra su día grande y tradicional puesta de banderas, es significativo. El máximo regidor tiene la costumbre ese día de hacer ondear las enseñas a los ocho de la mañana durante veinte minutos. En esta ocasión, y debido a la aclaración del Tribunal Supremo sobre la permanencia de las enseñas, le he instado al alcalde que no arrié la española, sino que se quede junto a la ikurriña en lugar preeminente todos los días, es decir, que se cumpla la Ley.
Mi osadía de requerir el cumplimiento de una sentencia me está pasando factura: el brazo político de ETA me señala, me apunta, me pone en la diana y con desconocimiento político, social e histórico dice que la española es un símbolo contra Bilbao, y el nacionalismo democrático y el delegado del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero me acusan de generar tensión y me colocan en un extremo, junto a Batasuna. Lo de la llamada izquierda abertzale no merece comentario, pero la reacción del resto del mundo nacionalista y socialista explica muchas claves de la falta de libertad que se padece en el País Vasco.
Estamos como estamos porque estamos gobernados en Moncloa y en las principales instituciones vascas por personas a las que les parece los mismo pedir que se cumpla la Ley, como hace el Partido Popular, que amenazar con que si no se delinque habrá altercados, como hace Batasuna. Ponerse en un punto intermedio entre la violencia y la legalidad es mandar el mensaje a la ciudadanía de que las leyes sólo se cumplen si interesa, y también es decir al brazo político de ETA que algo de razón tienen en sus objetivos y en sus métodos, es decir, que hay que luchar contra la imposición española.
Y estamos aquí como estamos porque treinta años después del advenimiento de la democracia hay gobernantes a los que les interesa argumentar o creen que no molestando o cediendo ante ETA se consigue la paz. Unos, porque comparten objetivos, y mientras se ceda, algo sacan, por ejemplo ir deshaciendo la idea de España; y otros, por estulticia, creen aún que ETA es aplacable. A éstos hay que decirles que su planteamiento de incumplir de la ley para no tensionar es absurdo, porque también podrían dejarse de cobrar impuestos porque crispan a los vecinos, pero sobre todo que su fórmula de mirar para otro lado es contraproducente para alcanzar la paz y sólo muestra una debilidad de las instituciones que anima al terrorismo a seguir exigiendo con bombas los que consigue poco a poco con las cesiones.
Gracias a esta teoría de amansar a ETA se producen episodios tan denigrantes como el ocurrido en el inicio de las actuales fiestas de Bilbao, en las que, tras la lectura del pregón en una plaza tomada por las fotos de los asesinos encarcelados y sus seguidores, los responsables de la seguridad ciudadana nos sacaron por la puerta de atrás, escondidos en una furgoneta policial, disfrazada de vehículo del circo, a los concejales del Partido Popular, mientras la calle era para los violentos. Siempre que con ETA se da un paso atrás, aunque sea para no tensionar, sirve para alejarnos de la paz.
Es muy importante que se cumpla la Ley en el País Vasco, es muy importante no hacer cesiones a los violentos y es sobre todo muy importante el significado de la bandera española en todo el territorio nacional y en esta comunidad autónoma en especial. La rojigualda es la bandera nacional desde 1843, y desde hace 99 años, desde 1908, ondea con normalidad en las fiestas mayores de todos los municipios del país, incluido Bilbao tras una reglamentación del Rey Alfonso XIII.
La bandera nacional viene de la tradición liberal. La insignia es anterior a la dictadura y tiene más relación con la Monarquía que con el caudillo. La bandera española es el símbolo de los marcos de connivencia, significa pacto y entendimiento entre distintas ideologías, es el acuerdo de la Constitución entre los españoles. La bandera de España es, incluso, la que representa el poder que disfrutan el lendakari o los alcaldes que se niegan a hacerla ondear. Ahora sólo espero que alguien venga a hacer cumplir la sentencia sin que se tenga que jugar la reputación y/o la vida un simple concejal de pueblo o de capital.

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