miércoles, agosto 22, 2007

La abuelita Regás, en primera, manda a sus nietas con la "plebe"

GARGANTA PROFUNDA

La abuelita Regàs, en primera, manda a sus nietas con la "plebe"
Elsemanaldigital.com
Un baño de proletarización nunca viene mal. Sobre todo, si se es nieto de una "progre" de pro. Eso debió pensar la intelectual con los billetes familiares. Pero ella se quedó en preferente.

22 de agosto de 2007. Nadie ignora que la etapa de Rosa Regás al frente de la Biblioteca Nacional se está viendo salpicada de múltiples anécdotas y controversias, de polémicas y desencuentros. Deslenguada porque odia al PP y lo que este partido representa con todas sus fuerzas, pero también provocadora porque le gusta ir contracorriente. "Son las cosas de la vida, son las cosas del poder". O algo así. El coplero estribillo viene a cuento de la anécdota protagonizada por la señora Regás y que aconteció el pasado viernes. Por el aeropuerto de Barajas se dejó ver la directora de la Biblioteca Nacional e intelectual antiimperialista acompañada por dos de sus nietas. Su destino era Gerona, donde la escritora y empresaria posee una pequeña casa de campo. Un testigo ha relatado a Garganta Profunda el mágico momento del embarque. Una vez a bordo, Rosa Regás ocupó su asiento en clase business, mientras su prole lo hizo en clase turista. Todo muy normal y de andar por casa viniendo de alguien que se declara una abuela feliz, socialista, comunista, marxista, mahoísta, leninista, o lo qué narices sea porque depende de como amanezca la también editora. Que no carece precisamente de Visa Platinum, eso sí, a cuenta de la Biblioteca Nacional.En todo caso, existe la posibilidad de que Regás, en la soledad de la clase preferente, le diera vueltas a su próximo escupitajo hacia la mitad de los españoles que le pagan su abultado sueldo. Sabido es que la escritora tenía pensado en caso de que el PP hubiese ganado las elecciones de 2004 emigrar a Francia, aunque, examinando muy de cerca su biografía, lo lógico es que se hubiese decidido por la Venezuela de Hugo Chávez, un régimen por el que siente una especial debilidad. De casta le viene al galgo.

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