lunes, agosto 06, 2007

Juan Carlos Girauta, Madrit, madrit, madrit, en Matrix se piensa mucho en ti

martes 7 de agosto de 2007
Nacionalismo
Madrit, Madrit, Madrit, en Matrix se piensa mucho en ti
Cuando los nacionalistas dicen Madrid, dicen Madrit. Y cuando dicen Madrit, quieren decir PP.
Juan Carlos Girauta

Fue acabar el Fórum de las Culturas y hacerse el silencio. Como quiera que aquel oneroso sinsentido acabara con las expectativas electorales de Clos, se buscó un cementerio de elefantes, y ahí estaba el club catalán de la capital conocido como "Ministerio de Industria". El anestesista, siempre tan despierto, juró el cargo ante el Rey como ministro de Justicia (esto es rigurosamente cierto). Si estas formalidades tienen algún efecto, Bermejo está duplicado.
Fue un lapsus; el inconsciente de Clos elaboraba una inexplicable complacencia: "es de justicia que me hagan ministro". O bien, como dijo en 1935 su predecesor en la alcaldía, el sin par Joan Pich i Pon –listísimo y potentado analfabeto del Partido Radical– una vez se levantaron los cargos contra él por el asunto del estraperlo: "¡Por fin se me ha ajusticiado!". De Pich i Pon a Clos, la Plaça de Sant Jaume ha dado, a ambos lados, tantos personajes en los márgenes de la razón, que extraña que don José Antonio Vallejo-Nágera no bebiera de ellos.
En este hoy posmoderno, relativista y fragmentario que borra al sujeto, se hace cada vez más difícil atribuir a cada cual la responsabilidad de sus actos y omisiones. Los políticos catalanistas gozan de otras dos patentes de corso. Primera: el nacionalismo, que todo lo justifica en pos de la construcción nacional, de la bomba al desfalco bancario. Segunda: la confusión, la caótica superposición de administraciones; consejos y consejillos, entes locales mayores y menores, diputaciones y comarcas, uniones europeas y gobiernos varios, distritos y, ahora, vegueries, nuevo regalo estatutario. Sin olvidar sindicatos, patronales y esos engendros antiliberales que operan como administraciones institucionales: los colegios profesionales. Y otros entes inciertos cuyos pronunciamientos condicionan, mediatizan, determinan, imponen o impiden las decisiones de los representantes legítimos del pueblo. Ya nadie entiende nada.
Por eso, ante los desastres que Cataluña sufre a diario, resulta tan fácil echarle la culpa a otro, tanto más expuesto a la lapidación de la prensa local cuanto más odioso resulte, esto es, cuanto más se le relacione con Madrit. Así Pizarro, que contrarió a La Caixa. Así Esperanza Aguirre, que recibiría lo que a nosotros se nos sustrae (extraña pirueta lógica dado que su comunidad contribuye más que Cataluña). Así el PP en general (doble pirueta: el PP ya no gobierna) Cuando los nacionalistas dicen Madrid, dicen Madrit. Y cuando dicen Madrit, quieren decir PP.
Madrit es un portasabores como el mijo o el arroz, un ente sin rostro para el que se prefiere la careta del PP, pues si se le pusiera la que ahora le corresponde nos encontraríamos con un tal Rodríguez, jefe de Montilla. Y con Clos, el ajusticiado ministro de Industria. Pero, ¿qué haríamos, ay, sin Madrit?
Juan Carlos Girauta es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

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