domingo, agosto 26, 2007

Juan Carlos Girauta, La obra de Carod

lunes 27 de agosto de 2007
Nacionalismo catalán
La obra de Carod
Dado que tal objetivo ya se ha logrado, lo que Carod quiere decir es que la nación estará construida cuando no quede ni un solo rótulo en castellano, con todo lo que ello implica.
Juan Carlos Girauta

Por razones que no excluyen la megalomanía, Carod se empeña en marcar los horizontes morales catalanes, el destino de la patria y el caminito que conduce a su liberación. Por eso ha puesto una fecha hacia la que dirigir tareas y anhelos en lo que él llama "Cataluña": el tercer centenario de la derrota de septiembre de 1714. Nuevo MacGuffin para empujar la trama de la obra: en 2014 decidiremos los catalanes lo que diga Carod, esto es, la independencia.
Superado el cansancio que nos provoca este anuncio –siete años asegurados de renovada retórica finalista e incendiaria, con todos los pirómanos disfrazados de bomberos de la Generalidad–, abordemos una cuestión no menor: el argumento que prepara el filólogo tarraconense, ¿a qué género apunta? ¿Ditirambo, tragedia, epopeya, comedia? Respuesta reflexionada: el autor se disponía a componer una epopeya, pero está obteniendo una comedia, a juzgar por los capítulos que generosamente nos va anticipando.
Mirando a las epopeyas, lo normal es acabar en tragedia. Pero como advierte la Poética de Aristóteles: "En esta diferencia está la clave del distanciamiento entre la tragedia y la comedia: esta quiere imitar a individuos peores, y aquella a mejores que los actuales".
Por desgracia para la humanidad –y por fortuna para Umberto Eco– el segundo libro de la Poética, dedicado a la comedia, se perdió. Pero el salvado contiene pistas decisivas. Limitándose todos los géneros a imitar las acciones de los hombres, "la comedia es imitación de personas de baja estofa". ¿Va quedando claro?
Por supuesto, urge denunciar los excesos de este gobernante, que retrata así su nación ideal: que cuando alguien "asome la cabeza por la ventana, el rótulo de la tienda que vea esté en catalán". Dado que tal objetivo ya se ha logrado, lo que Carod quiere decir es que la nación estará construida cuando no quede ni un solo rótulo en castellano, con todo lo que ello implica. ¡Algo que está a punto de lograr, coacciones mediante! Otras muchas hazañas, ya sabidas (Perpiñán, Jerusalén), retratan al personaje. Quiero decir, al autor.
Su denuncia no excluye la utilidad de conocer el género de su nueva obra, cuya trama es cristalina: imita lo peor de los peores y provoca tremendas situaciones de ridículo paródico al pretenderse epopeya nacional. Es por tanto, indiscutiblemente, una comedia. Mala, sin gracia, sin tino, inconveniente, peligrosa. Pero comedia. Nunca volveré a verle con los mismos ojos.
Juan Carlos Girauta es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

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