martes, agosto 28, 2007

Jose Maria Veloso, ¡La vida es bella!

martes 28 de agosto de 2007
JOSÉ MARÍA VELOSO CASTAÑO PERIODISTA
firma invitada
¡La vida es bella!
Cuando ya estamos finalizando este raro (meteorológicamente hablando) agosto y nos aprestamos a comenzar en la mayoría de los casos un nuevo ciclo laboral y educativo siento la necesidad de hacer algunas reflexiones. Hasta hace poco en el tiempo, los mayores índices de fallecimientos eran por causas naturales o en su defecto problemas de funcionamiento de órganos vitales, corazón, pulmón, etc., en unos casos imprevisibles y en otros previsibles. Hoy lamentablemente las tendencias han cambiado y los accidentes de trafico, los accidentes laborales y la violencia de genero, todas ellas causas provocadas por los humanos, hacen que estos y aquellos índices estén bastante igualados.
A pesar de las múltiples campañas informativas, de las sanciones (nunca estuve de acuerdo con que fuese el mejor remedio), de las mejoras de las carreteras, etc. ,raro es el día que no nos encontramos con como mínimo un muerto en las carreteras. Las cifras de agosto de este año son escalofriantes y no parece a simple vista un tema de fácil solución.
Las diferentes administraciones lo ponen todo o por lo menos lo intentan, pero nosotros, los ciudadanos, ¿qué ponemos?, está claro que en muchos casos bien poco. Sabemos que si bebemos no debemos conducir y lo seguimos haciendo; sabemos que sin seguro no podemos circular y seguimos circulando; sabemos que con determinados vehículos no podemos circular por determinados lugares y a determinadas horas y seguimos haciéndolo. Sabemos que a pesar de la mejoría de las carreteras no debemos correr y seguimos corriendo. Pero el problema ya no es sólo para el que hace todo eso, que a última hora allá él con su conciencia, el problema es para el que viene de frente, el que circula delante, el que va caminando por su sitio.
Algo similar ocurre con los accidentes laborales, en muchos casos propiciados por la actitud del propio trabajador y en otros también propiciado por la actitud del empresario, que no ofrece a sus trabajadores las medidas de seguridad necesarias. En este sector también las administraciones, los sindicatos, llevan muchos años advirtiendo de las espeluznantes cifras de fallecimientos, advirtiendo de la necesidad de no tomar riesgos innecesarios e intentando buscar soluciones. Lamentablemente los índices no bajan. El factor humano es determinante.
He dejado para el final la violencia de género y no porque sea el tercer problema en importancia, sino porque es un tema extremadamente complicado. ¿Qué le puede pasar por la cabeza a un ser humano para matar a otro? En los casos del trafico y de los accidentes laborales con nuestras actitudes peligrosas tentamos a la suerte, pero en la violencia de género, no, son decisiones muy meditadas.
En nuestro país, la justicia en la mayoría de los casos busca soluciones lo más rápidas posibles. Nadie está obligado/a a convivir con nadie. Si hubo una relación y esta se terminó, por lo que sea, se terminó y punto y, mientras no entendamos esto unos/as y otros/as, no hay nada que hacer. ¿Y los que quedan vivos, qué?, ¿alguien antes de cometer un acto de estos se plantea que pasa con los padres de esa mujer muerta y con sus hijos y con sus amigos? Vale, el asesino va a la cárcel, paga supuestamente por sus hechos delictivos. ¿Y qué pasa con la vida de los que se van? Defendamos el vivir, nuestra propia vida y la del prójimo. Como decía el título de aquella oscarizada película de Roberto Benigni, la vida es bella.

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