martes, agosto 07, 2007

Jose Maria Garcia, Deslocalizacion en Puerto Real

martes 7 de agosto de 2007
Deslocalización en Puerto Real

POR JOSÉ Mª GARCÍA-HOZ
UNAS pocas horas después de que el último de los trabajadores gaditanos recibiera la indemnización correspondiente a la rescisión de su contrato laboral con la empresa norteamericana Delphi, fabricante de componentes del automóvil, la multinacional anunciaba su proyecto de abrir en Tánger una planta más grande que la que acababa de cerrar en Puerto Real (Cádiz). O sea, que la supuesta crisis global -equiparable a la de su matriz General Motors- aducida por Delphi para cerrar una de sus fábricas españolas era un argumento falso, pues lo que realmente necesitaba era ampliar el negocio.
Con o sin crisis global, Delphi necesitaba cerrar la factoría de Puerto Real por la verdadera y sencilla razón de que la productividad de la misma era manifiestamente mejorable, como lo demuestra el dato incontrovertible de que en ella se registraba el índice de absentismo laboral más alto de entre toda la red de fábricas Delphi repartidas por el mundo.
Pero que nadie se engañe: esgrimir ese dato y otros parecidos ante las autoridades laborales y políticas andaluzas habría provocado un guirigay de los que de cuando en vez desata la hipocresía del mundo político sindical nacional. No hace falta mucha imaginación para visualizar la secuencia de declaraciones, informes, contrainformes y debates que se habría producido en el caso de que Delphi hubiera cantado la gallina de cuáles eran los problemas verdaderos de su factoría gaditana... Pero el alboroto, por sonoro que resultara, no habría resuelto la falta de productividad que es la que, en realidad, ha provocado el cierre.
A estas alturas de la película, cualquier observador mínimamente interesado sabe que la producción industrial vive un proceso imparable de traslado desde los países del occidente europeo hacia los del Este y hacia los de las economías emergentes. De aquí a menos de diez años China se convertirá en el primer fabricante mundial de automóviles, y el único país que le disputará el puesto será India. La pretensión de que la Bahía de Cádiz quedara al margen de ese proceso resulta ridícula, de puro irreal.
Y no sólo en Cádiz: Valladolid, Martorell, Almusafes, Figueruelas, Landaben, esas ciudades y pueblos españoles que treinta o cuarenta años atrás acogieron las más modernas plantas de ensamblaje de coches, pierden importancia relativa dentro de sus respectivos grupos fabricantes de automóviles. Hace tiempo ya que cuando una marca proyecta lanzar un nuevo modelo, las diferentes fábricas de la empresa compiten duramente por conseguir el encargo de fabricarlo; y debemos ser conscientes de la caída, lenta pero sostenida, de las plantas ubicadas en España.
En todo caso, el fenómeno de la deslocalización industrial y empresarial está lejos de ser nuevo, y sus causas no se reducen al del coste de la mano de obra o a excepcionales facilidades fiscales. Seguramente tienen que ver con la importancia relativa en el mundo: en términos globales Europa -y no digamos España-, demográfica, económica y políticamente, ya no es lo que era. La corriente comercial entre las dos costas del Pacífico ya es más importante que la del Atlántico; la City londinense, capital financiera de Europa, pierde posiciones, no ya frente a Nueva York o Tokio, sino respecto de Singapur o Shangai.
En este escenario, el goteo de casos en los que una multinacional cierra una fábrica en España y simultáneamente abre otra más grande en otro país, siempre resulta ingrato, aunque, como en el caso de Delphi, no se deba desconocer la propia responsabilidad. Pero la respuesta frente a la tendencia inexorable no está en el quejío, ni en la acusación tronante contra las multinacionales desalmadas y especulativas -al fin y al cabo, igual de desalmada era Delphi cuando abrió y cuando cerró una fábrica en Puerto Real-, sino en organizar un escenario socio-laboral en el que abunde gente preparada, multilingüe, convencida de que la mejor lotería es el trabajo y sabedora de que los conflictos jurídicos de cualquier especie se resuelven pronto y de acuerdo con la ley... Y si es así, el vacío dejado por Delphi en la Bahía de Cádiz será cubierto por otras empresas de sectores avanzados. Pero pata que así sea, hay que ponerse.
josemaria@garcia-hoz.com

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