martes, agosto 28, 2007

Jose Javaloyes, ¿Solo se han llevado los "tolomeos" de la Biblioteca Nacional?

martes 28 de agosto de 2007
¿Sólo se han llevado los “tolomeos” de la Biblioteca Nacional? José Javaloyes

¿Cómo que “no había hecho nada durante su gestión de más de tres años en la Biblioteca Nacional”? El más inadmisible personaje que rigió jamás al enorme tesoro cultural español, posiblemente parangonable en muchas de sus claves de riqueza con el propio Museo del Prado, da una versión de su único encuentro con el actual ministro de Cultura, que resulta poco verosímil en principio, sobre las cuentas y las responsabilidades de su gestión en esa venerable Casa.
¿Es “no hacer nada” destruir las normas de seguridad que específicamente regían desde los tiempos en que se establecieron durante la dirección por Juan Pablo Fusi, y que han permitido el robo de dos atlas “tolomeicos” del siglo XV (1480), en los que por primera vez aparecía España como tal en la cartografía? Eso no es hacer nada. Es hacer todo lo inconveniente.
El asunto es de una gravedad inmensa. So pretexto de que los criterios de seguridad existentes hasta entonces para la integridad de los fondos —mediante los cuales se establecían distintos niveles de control, proporcionales en su rigor a la importancia de lo que se custodiaba—, eran criterios heredados de los tiempos de la dictadura (sic), se establecieron las condiciones prácticas desde las cuales desaparecieron, hace un año según se ha podido saber ahora, estos valiosísimos incunables.
Para mayor inri, la dimitida y sus adlátares han querido impedir que trascendiera la noticia del robo: hacia adentro, con las conminaciones y demás prácticas estalinistas de las que ha hecho gala RR durante el tiempo de su tenebrosa gestión; y, hacia fuera, por los canales de los medios adictos, con el mensaje de que los servicios de seguridad de la Biblioteca Nacional habían reclamado el secreto sobre lo ocurrido, al objeto de no espantar las presas eventualmente perseguidas por los sabuesos. Y todo esto último, cuando el expolio se había producido ya hace un año.
En la gestión catastrófica de la Biblioteca Nacional —instrumentada en régimen de administración penitenciaria soviética, que se aplicaba a los funcionarios desafectos (“la opinión pública puede conocer ahora, a través de este grave asunto, qué ha sido nuestro trabajo en la BN durante tres años —afirma una funcionaria)—, emerge como suceso mayor el robo de estos incunables, no pudiéndose descartar la existencia de otros posibles saqueos practicados sobre los fondos.
La absoluta remoción de los criterios y sistemas de seguridad practicada por esta prosista de catástrofes, hace probable —más que sólo verosímil o posible— la existencia de otros saqueos en los riquísimos fondos de la BN.
Por tanto, parece imponerse la necesidad de que el Ministerio de Cultura, mientras provee el nombramiento de la nueva dirección, y acaso como el primer empeño para ésta, la verificación inventarial y pormenorizada de estos fondos. La presunción de que los ladrones, al advertir lo accesibles que resultaban estos desprotegidos tesoros, repitieran la operación para llevar el saqueo a términos no imaginables.
Pero hay más. Y, de momento, pudiera ser lo más importante. Hay la responsabilidad política por lo sucedido. Ha existido una responsabilidad que debe ser depurada y que merece ser debatida en el Congreso de los Diputados. Con sólo destituir a Regás pidiéndole la dimisión, sólo se ha hecho lo obviamente necesario. Todo lo suficiente queda por hacer. No hay más responsable final que el presidente del Gobierno.
jose@javaloyes.net

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