domingo, agosto 05, 2007

Jose Javaloyes, El siglo del pulso energetico

lunes 6 de agosto de 2007
El siglo del pulso energético José Javaloyes

Mientras Rusia consigue clavar su bandera a cuatro mil metros por debajo del casquete polar, donde se estiman reservas astronómicas de hidrocarburos, y en tanto el régimen iraní dice que nada de nada a la versión de diplomáticos occidentales en Viena de que los ayatolás han puesto el freno a su programa nuclear, ayer se votaba en Washington, por la Cámara de Representantes (241 votos frente a 172) otra política energética destinada a combatir el efecto invernadero.
El objetivo no es otro que reducir en 500 millones de toneladas las emisiones a la atmósfera de CO2, causantes del efecto invernadero y que según la izquierda climática es el origen del cambio térmico actual. La resolución aprobada es más beligerante contra las energías fósiles que la obtenida a principios del verano en el Senado. Objetivo propuesto en ella es la incorporación progresiva de las energías renovables —solar y eólica— al combinado de consumos federales. Hasta llegar en el 2020 hasta el 15 por ciento del total.
Tenido en cuenta que un tercio de las emisiones norteamericanas de CO2 procede de las térmicas convencionales, se advierte la importancia de la resolución aprobada, aunque la misma deba armonizarse con los propósitos más modestos, en este sentido, definidos en la referida resolución senatorial. Ésta es más próxima a los criterios de la Casa Blanca, por lo que su desestimación supondría la práctica seguridad de que chocaría con el veto presidencial.
Del todo relacionado con esta postura se encuentra, como no podía ser de otra forma, la resistencia de la Casa Blanca a la ratificación del Protocolo de Kioto, basada en la consideración de que éste penalizaría los consumos energéticos norteamericanos, puesto que las tasas de emisión de gases concedidas a China y la India, e incluso Alemania, dan para ellas una ecuación de ventaja relativa dentro del Protocolo.
Por otra parte, el aliento demócrata que ha empujado las velas de esta resolución de la Cámara de Representantes es el mismo del discurso de Gore, el ex vicepresidente con Bill Clinton, que suscribe y propaga la relación causal entre el efecto invernadero y el cambio climático. Hipótesis a la que se oponen quienes niegan tal relación causal, basándose tanto en datos de Historia y Palentología del clima y en mediciones, realizadas por sondas espaciales, por la que se advierte que el ascenso de las temperaturas es común a todo el sistema solar, como fenómeno asociado a fases de actividad más alta en la corteza de nuestra estrella.
El debate sobre el clima y las disputas sobre los consumos energéticos, se inscriben a su vez dentro de la evidencia de que este siglo XXI va a tener en esta materia, la del dominio de los recursos energéticos, uno de sus temas fundamentales.
La Rusia de Putin, volcada en la instrumentación estratégica de sus recursos energéticos, parece una muestra, adelantada y nítida, de por dónde se van a encarrilar ambiciones y disputas de las naciones en esta centuria, porticada por los atentados del 11 de septiembre del 2001.
jose@javaloyes.net

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