miércoles, agosto 22, 2007

Javier del Valle, Reconversion musical

jueves 23 de agosto de 2007
Reconversión musical
Javier del Valle
V IVIMOS en el país del llanto continuo, en el de la queja permanente que no nos lleva a ninguna parte Tendemos a amargarnos –me incluyo a mí mismo- y echar las culpas de nuestros problemas a los otros y casi siempre se responsabiliza al Gobierno o autoridad de turno como si ellos fuesen todopoderosos y omnipotentes para solucionar nuestros problemas particulares Otra conducta frecuente consiste en echar la culpa a la ciudadanía para tapar nuestra incompetencia. Ha sido habitual esta actitud entre nuestros músicos, muchos de ellos faltos de recursos para vender su producto, que nos tachan sin pudor ni educación de ser delincuentes por piratear sus discos y canciones. Es mejor llorar y hacer campañas antipiratería que echar imaginación y darse cuenta de la realidad o ver los aspectos positivos que tienen las nuevas costumbres de los usuarios de música. Parece evidente que el desarrollo de Internet y de otros medios de comunicación facilita el intercambio de archivos de forma gratuita o casi gratuita con el perjuicio evidente para la actividad intelectual de músicos, cineastas y otros creadores contemporáneos, que ven como cada vez resulta más difícil sobrevivir en un mundo que siempre se ha caracterizado por la voracidad y competencia feroz. Razón no les falta a los que piden protección a la actitividad intelectual y los que solicitan un abaratamiento de los impuestos para incentivar el consumo de productos culturales y de ocio. Pero les guste o no les guste no pueden obviar la apertura de fronteras generada por las nuevas tecnologías y las ventajas que generan éstas en la difusión de sus creaciones. Será aún más complicado sacar rendimiento económico, pero los magnates musicales deben explorar nuevos métodos aparte del tradicional álbum o CD, que convenientemente promocionado era el regalo socorrido en aniversarios o fiestas navideñas. Internet es un método extraordinario para exportar canciones a otros países sin apenas promoción, especialmente los músicos españoles que tienen una oportunidad de oro para extenderse entre los millones de hispanohablantes que hay en todo el mundo. Asimismo, los artistas deben darse cuenta que el futuro del mercado musical se encuentra en las actuaciones en directo y que las grabaciones son sólo una forma de promocionar el verdadero producto que consiste en el contacto directo entre el artista y su público. Lo que ocurre es que estos creadores y sus promotores carecen de una visión más amplia y se muestran egoístas ignorando que la reconversión ha sido habitual en otros campos económicos que han tenido que apretarse el cinturón ante otras crisis. Piénsese en sectores industriales o de servicios como las compañías aéreas o en otros segmentos de producción intelectual como las emisoras de televisión o los mismísimos periódicos, muchos de ellos con la dura competencia de medios de comunicación que no son de pago como los diarios digitales o los periódicos gratuitos. Es el peaje que hay que pagar para saborear las ventajas de esa sacralizada economía libre y de mercado en la que prima la competencia y la adaptación a toda velocidad. Ya basta de pedir ayuda a Papá Estado y de echar la culpa al consumidor soberano porque se abstiene de adquirir productos que en muchos casos son calos y de mala calidad.

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