domingo, agosto 05, 2007

Irak, asi vamos a ganar

lunes 6 de agosto de 2007
Irak: así vamos a ganar

Vamos a ser optimistas. Vamos a imaginar que triunfa la actual estrategia norteamericana para Irak. El terrorismo no desaparecería del todo, pero Bagdad sería una ciudad «estable», que serviría para consolidar al actual régimen. Entonces sería el momento de preguntarse qué clase de régimen hay allí.
Hay un gobierno islamista con un fuerte componente chií y proiraní, el de Nuri al Maliki, al que sólo haría sombra la oposición del popular ultraislamista Moqtada al Sadr, vinculado con los sectores más radicales de Irán. Con el gobierno colaborarían las proamericanas fuerzas kurdas, pero al precio de celebrar un referéndum para la integración en Kurdistán de la región petrolífera de Kirkuk, en la actualidad suní. La independencia de Kurdistán entonces ya sí sería viable.
En el actual Irak las fuerzas políticas que cuentan son confesionales o étnicas. Cortan el bacalao los chiíes proiraníes y los kurdos independentistas. Los suníes son un cero a la izquierda. Ni se les tendría en cuenta, si no fuese por sus relaciones con la insurgencia.
Así que, si el plan norteamericano tiene éxito, allí el que sale beneficiado es Irán, no Estados Unidos. Sin comerlo ni beberlo, Irán habría ganado una guerra librada por EE.UU. Claro que bien que se guardan las autoridades iraníes de proclamarlo. Porque el «regalo» iraquí también a ellos podría estallarles y arrastrarlos a un nuevo conflicto regional entre suníes y chiíes.
Vuelve en estos días la Prensa norteamericana a desenterrar los viejos planes de partición de Irak en tres regiones de «amplia autonomía». Lo de la amplia autonomía en Oriente Próximo se traduce más bien por independencia. El senador demócrata Joe Biden ha sido uno de los primeros en hablar de un Irak dividido en un Chiistán, un Sunistán y un Kurdistán. Un Chiistán con grandes reservas de petróleo que se vincularía con Irán, un Kurdistán proamericano con el eventual petróleo de Kirkuk y un Sunistán sin petróleo al que no le quedaría más remedio que pedir la ayuda saudí.
Todo ello, claro, en el mejor de los casos, y con una gran dosis de optimismo

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