domingo, agosto 26, 2007

Inocencio Arias, Los Guardianes de la Revolucion en candelero

lunes 27 de agosto de 2007
Los Guardianes de la Revolución en candelero Inocencio Arias

Los Guardianes de la Revolución, unos 125.000 actualmente, fueron creados en Irán en 1979 como una fuerza paramilitar que salvaguardaría el espíritu de la revolución islámica lanzada por el Ayatolla Jomeini. Cobraron notoriedad en sus inicios por ser protagonistas de la ignominiosa ocupación y toma de rehenes de la Embajada de Estados Unidos en Teherán, crisis prolongada durante unos 990 días y que, con Washington humillado, contribuiría a la pérdida de la reelección del Presidente Carter. Recientemente se singularizaron por la captura de los marineros británicos y, apuntan sus críticos, estarían detrás de la financiación de Hizbollah y del envío de armas a algunos de los insurgentes iraquíes que hostigan a las fuerzas de Estados Unidos. Es, consiguientemente, una bestia negra de los servicios de inteligencia estadounidenses.
Su misión de guardiana purista se ha visto reforzado por un creciente envolvimiento en la economía iraní. Hay informes que apuntan que la Guardia revolucionaria tiene intereses en unas 100 compañías, con especial presencia en los campos de ingeniería y obras públicas y con un valor de unos 12.000 millones de dólares. Últimamente han ganado contratos para un gasoducto de 1.000 kilómetros hasta la frontera de Pakistán, la ampliación del metro de Teherán (2.000 millones) y el desarrollo de una exploración de gas en South Pars (2.300 millones)... Opera hospitales, clínicas dentistas etc… Aunque la información sobre los entresijos del sistema político económico iraní se mueva, para el mundo occidental, en el terreno de la conjetura parece que la Guardia Revolucionaria y su voluminosa masa económica escapan a los controles del Parlamento, aunque 80 de sus miembros sean antiguos guardias revolucionarios, o del presupuesto regular del Ejecutivo de Teherán. Conocer donde van sus ingresos, ¿a crear nuevas empresas, a hospitales, a financiar aventuras en el exterior?, resulta así más problemático.
Por esta última o por otras razones, Estados Unidos está considerando calificar de terroristas a los guardias revolucionarios. La medida no es baladí y ha creado divisiones en los “media” estadounidenses.
El Washington Post alega que al etiquetarlos como tal, la Administración se está concediendo poderes para golpear a quien considera que está financiando el ilegal programa nuclear iraní y ayudando a los chiítas iraquíes que matan a soldados americanos. El Chicago Tribune ve delicadas implicaciones: por primera vez, “la Casa Blanca estaría designando como terroristas a las fuerzas armadas de un Gobierno soberano”. El U.S.A Today, por el contrario, ve “una táctica nueva interesante”. Servirá para que los bancos y empresas europeos sientan la presión al tratar con empresas iraníes y concede una nueva baza negociadora a Washington al tratar con los extremistas de Teherán.
La medida, con todo, encontrará el claro rechazo de la opinión pública iraní.

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