miércoles, agosto 22, 2007

Ignacio San Miguel, La revolucion en America

jueves 23 de agosto de 2007
La revolución en América
Ignacio San Miguel
E L pasado 4 de Agosto, en el Aeroparque Jorge Newbery, de Buenos Aires, fue decomisada una valija con 800.000 dólares norteamericanos, en un avión particular en el cual viajaban funcionarios de la petrolera estatal venezolana PDVSA. Se sospecha que el régimen venezolano está relacionado con este episodio y que estos fondos podrían haber estado destinados a influir en la campaña electoral argentina. Son especulaciones derivadas de los lazos estrechos que parecen unir a Chávez con Kirchner. El intervencionismo de Chávez en la política argentina es muy grande. Sin embargo, podría no ser suficiente por sí mismo para el triunfo de sus intereses, como le ocurrió el pasado año en México y Perú, donde sus patrocinados López Obrador y Ollanta Humala perdieron las elecciones. Hay analistas que piensan que el pueblo argentino es culto e inteligente y que castigará la intromisión de Chávez. En mi modesta opinión, la Argentina tiene una elite muy culta e inteligente, pero el pueblo en su mayoría no pienso que tenga un nivel elevado de cultura (más que el español, por ejemplo). Creo que, en este caso Chávez acertará y Cristina Kirchner ganará las elecciones. No gracias a la intervención del venezolano, sino con independencia de ella. Porque Perón es mucho Perón. Lo cierto es que las ambiciones de Chávez van creciendo de forma desmesurada. Aparte de sostener el régimen castrista casi con la misma eficacia que la Unión Soviética en tiempos pasados, lo ha sustituido como promotor de la revolución en todo el continente. Cuenta para ello con los enormes recursos financieros derivados del petróleo. Cuba nunca tuvo ese poder. Y, ahora, con las nuevas modificaciones de la Constitución venezolana, puede prolongar su mandato indefinidamente, convirtiéndose en un dictador vitalicio como Castro. Y con la creación de las comunas y su omnímodo poder popular, al que todos los demás poderes deben someterse (es decir, a Chávez), hace un calco de la extinta Unión Soviética. En cuanto a la propiedad privada, no la suprime, como afirmó gritando en el Parlamento, pero crea otros tipos de propiedad (comunal, social, mixta, pública), y algunos analistas ya dan por hecho que la privada ha quedado eliminada. No resulta muy comprensible si se tiene en cuenta el horroroso resultado que ha dado esta supresión en otros países como la Unión Soviética, Corea del Norte, Cuba y los demás países que fueron comunistas, y el éxito obtenido por China al restaurar la economía de mercado aún en un régimen políticamente dictatorial sin fisuras. Aunque de un personaje como Chávez se puede esperar cualquier cosa. Como que quiera extender su revolución por todo el continente, mostrando una gran preferencia por la Argentina, comprándole, sirva de ejemplo, bonos de la deuda pública por valor de mil millones de dólares. Sin embargo, Cristina Kirchner ha declarado que sus modelos de política interna son el Brasil de Lula y el Chile de Bachelet, izquierdistas moderados (en el aspecto económico, se entiende). Pero el contraste que existe entre estas posturas supuestamente moderadas y los elogios y halagos que dedican tanto Kirchner como Lula al venezolano, hacer pensar a diversos analistas que tanto el brasileño como la pareja argentina son ejemplos de “moderados útiles” que terminan siendo eficaces “compañeros de viaje” del dictador venezolano. A todo esto, da la impresión de que en Washington no están especialmente preocupados. Sí que deben de estarlo. Lo que ocurre es que todo es relativo, y la preocupación actual no puede compararse con la de la época de la Unión Soviética y los misiles en Cuba. La época del Che. Entonces Iberoamérica se había convertido también en campo de batalla de la “guerra fría” y un tipo como Hugo Chávez hubiera causado enorme preocupación. Pero, desaparecida la Unión Soviética como rival, y relegada la “dictadura del proletariado” al campo de los mitos derruidos del pasado, la inquietud no puede ser ni remotamente la misma. Las copiosas inversiones estadounidenses en Iberoamérica no creo que corran peligro importante, pues Bachelet, Lula, García, Vázquez, Correa, Morales, y los Kirchner, no es de esperar que se tornen tan “inmoderados” que se atrevan a atacar los intereses yanquis. La economía de mercado está asegurada y el único que puede intentar demolerla en su territorio es Chávez. En los demás países dominados por la izquierda, a falta de “dictadura del proletariado”, y con el capitalismo campando por sus respetos, las arremetidas van contra las costumbres cristiano-burguesas. El aborto, el homosexualismo, la pornografía, la manipulación de embriones, etc. se intentan implantar forzadamente, y lo están consiguiendo. En estas cuestiones los Kirchner son muy beligerantes. Así triunfan las ideas de Antonio Gramsci, quien pensaba que había que invertir los términos de la revolución, dejando la abolición de la propiedad privada para el final, y comenzando con un ataque sistemático de la cultura occidental. Con personalidades tan decadentes como Kirchner, Lula y demás, estas directrices se van cumpliendo inexorablemente. Lo cierto es que estos personajes, empezando por Chávez, son elegidos con facilidad por un pueblo que ve con indiferencia la muerte paulatina de su sistema de vida tradicional, sus costumbres, su religión. A ello está contribuyendo un fenómeno que está siendo percibido con alguna perplejidad por diversos analistas. Se trata de lo que se ha dado en llamar un “letargo ideológico y psicológico”, acompañado de una anestesia moral que afecta a sectores decisivos de la población y facilita enormemente el triunfo de los líderes neopopulistas y pseudoprogresistas. Este fenómeno está siendo planteado como un enigma y es digno de un estudio serio sobre sus causas. Sin embargo, no es tal fenómeno exclusivo de Iberoamárica. En España ocurre otro tanto. Y así como Chávez no tiene problemas en su reelección, debido a la inercia átona de su pueblo, y Cristina Kirchner probablemente sea elegida por el mismo motivo, en España es muy probable que Rodríguez repita mandato debido a la pasividad ovejuna de una gran franja del electorado, que está dispuesto a tragar lo que le echen, aunque sea basura.

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