miércoles, agosto 01, 2007

Ignacio San Miguel, El rey de los "progres"

jueves 2 de agosoto de 2007
El rey de los ‘progres’
Ignacio San Miguel
E L hombre que más está haciendo por la progresía en el mundo es precisamente el hombre más rico de la Tierra: Bill Gates. Nadie ha favorecido tanto como él los ideales progresistas. Su última aportación ha sido la adquisición del grupo PlanetOut, que se dedica a la pornografía homosexual (según el periódico inglés “The Independent”, “pornografía dura”). Los progres tienen que estar de enhorabuena, pues se trata de homosexualismo y pornografía, la unión de dos actividades por las que tanta inclinación sienten. Se da por seguro que con la dirección de Gates el grupo adquirirá un dinamismo y extensión extraordinarios. ¡Y todavía habrá algún inocentón que piense que el dinero está en la derecha! Al grupo PlanetOut pertenece la revista pornográfica Out, la web Gay.com, un instrumento para organizar citas y encuentros entre pervertidos y la empresa RSVP Cruises, de turismo sexual para invertidos, entre los que se encuentran los cruceros trasatlánticos de homosexuales, como el famoso crucero Atlantic integrado exclusivamente por turistas invertidos de Europa, Estados Unidos y Australia que atracó en Buenos aires en Febrero de 2006. Fue todo un festejo glorioso y ruidoso. “Se divertian como enanos”, comentó un porteño. Como enanos homosexuales, se entiende. Al aborto ha destinado enormes inversiones Bill Gates, a través de su Fundación Bill y Melinda Gates. Otro multimillonario de izquierdas, Warren Buffet, aportó a los fondos de esta Fundación 31 mil millones de dólares. En ese momento se hizo público que los fondos se destinarían a control de la población, producción masiva de la píldora abortiva RU-486, la financiación de la IPPF (“International Planned Parenthood Federation”, la poderosa compañía que promueve el aborto por todo el mundo) y la financiación de “Católicas para el Derecho a Decidir”, grupo disidente de la Iglesia católica. Resulta algún tanto irónico que la Fundación Bill y Melinda Gates recibiera el Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional. Digo esto porque el premio se lo entregó el propio Príncipe de Asturias, un hombre a quien los progres tratan de vago de solemnidad. Alguien podría pensar que debería haber sido fiel a esta condición atribuida, negando a moverse de su palacio para entregar el premio, pudiendo, como podía, seguir tumbado en la cama. Gates financia además a la Sociedad Humanista de Estados Unidos. Se trata de una antigua institución que nació con el objetivo de erradicar el cristianismo y destruir concretamente a la Iglesia católica, buscando imponer una creencia universal contraria al orden natural y aboliendo las religiones monoteístas. Y es que piensan, como muchos, que el orden natural es pura invención de estas religiones. Un grave y perverso error. En 1999, y refiriéndose a nuevos donativos que iba a hacer, Gates declaró expresamente que irían destinados al control demográfico y el reconocimiento del aborto como derecho de la mujer. Las donaciones se encauzaron a través de la William H. Gates Foundation. William H. Gates, abuelo de Bill Gates, fue miembro de la Sociedad Humanista y participó activamente en el movimiento eugenésico de los años veinte, que se dio en Estados Unidos e Inglaterra, antes de quedar desacreditado por las prácticas de Adolfo Hitler, que llevó la eugenesia hasta sus últimas consecuencias unos lustros más tarde. En aquella época anterior, las sociedades eugenésicas de Estados Unidos e Inglaterra procuraban la esterilización de personas manchadas por su origen o de poco valor cívico (enfermos, latinos, negros, indígenas, católicos). Contaban con el apoyo del Poder Ejecutivo y de la Corte Suprema. Para cuando estas prácticas fueron prohibidas en 1945 se había esterilizado a 45 mil enfermos mentales. De casta le viene al galgo, y es comprensible que con esta familia Bill Gates haya dado a su dinero el destino citado, pudiendo ser calificado por sus inclinaciones y por su enorme potencial económico de “rey de la progresía”. Y vemos una y otra vez cómo este progresismo desviado, en su afán antirreligioso, fatalmente se enfrenta con el orden natural, que piensa que es invención de la religión. Pero no podemos burlarnos de la Naturaleza sin pagar un precio. La Naturaleza no perdona nunca. Así, la homosexualidad, por mucho que nos cueste admitirlo, nos hace pagar con el precio del sida. Sí, porque fueron los homosexuales los que trajeron esta enfermedad a Occidente. Es lo que tenemos que agradecer a este colectivo. El aborto, aparte de las consecuencias para las mujeres que lo llevan a cabo, reduce nuestra población, y somos poco a poco invadidos por razas extrañas. Y así sucesivamente. Por tanto, iremos pagando el precio de nuestras desviaciones y degeneraciones, mientras los presuntos progresistas se resarcen no se sabe de qué, burlándose del Papa, de la Iglesia, de Cristo, y dedicándose a las blasfemias más absurdas y soeces. La naturaleza práctica de estas actitudes es perfectamente inútil, pero ellos se sienten rebeldes y audaces. ¡Qué absurdo! Su audacia y rebeldía son nulas porque el ambiente general les resulta favorable. Entonces ¿contra qué se rebelan? No sabrían contestar. Es una rebeldía inoperante contra una opresión inexistente. Se les podría llamar los “rebeldes de la nada”. En cuanto a su lucha contra la Iglesia no se puede decir que sea titánica. En efecto tiene muy poco de heroica, pues se trata de una institución en plena ruina, donde los primeros rebeldes son los mismos curas. Que no esperen por parte de estos una oposición firme al aborto, al homosexualismo, etc. En realidad, ya saben que no la van a tener. Por eso, sus pretensiones de rebeldía y lucha son pura comedia. No. Gates y compañía tienen el terreno muy desbrozado.

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