viernes, agosto 17, 2007

Ignacio Camacho, El detector de terroristas

viernes 17 de agosto de 2007
El detector de terroristas

POR IGNACIO CAMACHO
SI los desplantes de Zapatero a Bush no han enfriado, como sostiene Moratinos, la colaboración práctica de Estados Unidos en materia antiterrorista, el ministro Ru-balcaba podría pedirles a las autoridades norteamericanas la maquinita ésa del PHI, Proyecto Interno Hostil, para instalarla en los pasos fronterizos con Francia. Según nos contaba ayer ese joven maestro de la divulgación periodística que se llama José Manuel Nieves, los yanquis tienen a punto un aparatejo que detecta, por las expresiones faciales y los movimientos corporales de los pasajeros en tránsito, sus posibles intenciones de cometer una fechoría o un atentado. Puro «Minority report», pero con torvos discípulos de Bin Laden en vez del glamouroso entrecejo de Tom Cruise.
Imagínense el cacharro, con sus detectores de retina y sus sensores láser de conductas potenciales, escaneando furgonas en Irún o en Port Bou. Ese par de «activistas», con un careto atrabiliario de los que salen en la página de los más buscados por Interior, disimulando al volante de una Kangoo cargada hasta las trancas de leña robada en cualquier jornada de puertas abiertas de un polvorín francés. Y en el control remoto del PHI, las pantallitas que se vuelven locas, venga a emitir señales fluorescentes y lucecitas de alarma. «Ésos, ésos, los de la furgoneta». Y esos guardias civiles rodeando el vehículo con el arma amartillada y la parafernalia propia de los Hombres de Harrelson.
-Abajo, caballeros. Y perdonen si les llamamos caballeros, es que no les conocemos bien, que diría Groucho Marx. Quedan ustedes detenidos.
-¿Nosotros? ¿Por qué?
-Por terroristas, joder, por qué va a ser. Abajo.
-¡Pero si no hemos hecho nada!
-Ya, pero lo van a hacer. Venga, las manos en alto y cuidadito con los dátiles. Abran el portón trasero.
Infalible. Y no sólo para comandos «militares»: el cacharro, concebido para detectar el terrorismo intencional, puro Gran Hermano, radiografiaría a cualquier batasuno con ánimo susceptible de cometer actos de kale borroka, a escribidores de cartas de extorsión, a informadores de la banda y a presuntos marcadores de objetivos.
Pero si a ésos no hace falta aplicarles ningún invento orwelliano: basta con verles la pinta. Están clonados por una especie de uniformidad estética, o antiestética, más bien.
-Ya, pero el PHI dota de base científica a la observación de los sospechosos. No discrimina por el aspecto, sino por la presunta intencionalidad de los gestos.
-Oiga, ¿y no sería eso un poquito inconstitucional?
-Probablemente, pero no es base de acusación, sino de inspección. El resto depende del criterio de los agentes de seguridad.
-Hmmm... no sé. Me parece que los americanos no han tenido en cuenta el factor sociológico. Allí suponen que los terroristas están fuera, no dentro, y ni se les pasa por el caletre que puedan vivir en la casa de al lado. ¿Usted se imagina ese aparato en Ondárroa o en Oyarzun?
-Hombre, es que en Estados Unidos todavía no hay terroristas en los ayuntamientos...

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