viernes, agosto 10, 2007

Ferrand, Politica y sexologia

viernes 10 de agosto de 2007
Política y sexología

POR M. MARTÍN FERRAND
LA crítica, cuando resulta inteligente y bien fundada, es el mejor incentivo para cualquier actividad. Ni tan siquiera necesita ser constructiva -¿qué será eso?-, sino que, incluso cuando parece demoledora, empuja a la excelencia y contribuye a que todo funcione mejor. Es algo imprescindible en un país, como el nuestro, en el que, desde los ascensores a los trenes de cercanías pasando por las redes de suministro eléctrico o el cobro de las multas municipales, nunca sobra un letrero con el no funciona que muy bien podría sustituir al non plus ultra que reza en el escudo nacional. El problema reside en que la crítica exige trabajo en su elaboración y talento y oportunidad en su emisión.
Soraya Sáenz de Santamaría, secretaria de Política Local y Autonómica del PP, más voluntariosa que sutil, le afea al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que sólo el 27 por ciento de los altos cargos de la Administración sean mujeres. Rara crítica es esa en la que lo cuantitativo se monta sobre lo cualitativo. Qué es lo que quiere la guardesa de turno en el veraneo del PP, ¿más mujeres como Magdalena Álvarez? El panorama que hoy nos ofrece el Gobierno no puede ser peor, ni más raquítico en logros ni más abundante en pifias; pero lo que le inquieta a la vocera popular es la «hipocresía» gubernamental en el cumplimiento de sus prédicas de paridad. ¡Toma nísperos!, que diría el inolvidable Jaime Campmany, de cuya ausencia sólo nos consuelan los intencionados romances cotidianos de su hija Laura en estas páginas.
A Sáenz de Santamaría, puesta a ejercer la oposición, ¿no debiera preocuparle más que entre las mujeres que ocupan cargos de confianza en el ámbito del Gobierno las haya tan recalcitrantes como Rosa Regás? La directora de la Biblioteca Nacional, después de alegrarse porque «cada vez se venden menos periódicos», ha rectificado su necedad y acotado el territorio de su gozo. Se refería, dice, «a los periódicos de extrema derecha nada más». Un notable caso de especialización prensofóbica incompatible con el pluralismo y el amor a la libertad propia y ajena. Además, ¿cuáles son los diarios españoles de extrema derecha? Yo no conozco ninguno.
Entre los riesgos de quienes están en el poder y lo ejercen, o aspiran a estarlo y ejercerlo, no es el menor el dejarse tentar por el instrumento. A muchos termina por inquietarles más el mecanismo, el aparato y su estructura, que su función y efecto en la sociedad. De ahí un debate tan estéril como el que, como para espantar las moscas del verano, plantea la vigía en el puente de mando del PP. Algunos aspiramos a ser ciudadanos en un país que funcione y lo haga con el mínimo coste posible. Confundir la política con la sexología es, aunque ya nos hayamos acostumbrado, una innecesaria fruslería. Debe ser muy duro emitir un mensaje propagandístico diario en estos días de agosto, pero también lo es recibirlo.

No hay comentarios: