jueves, agosto 30, 2007

Fernando Fernandez, Adelante con los faroles

jueves 30 de agosto de 2007
Adelante con los faroles
POR FERNANDO FERNÁNDEZ
Dicen que el oficio de gobernador de banco central es aburrido. Datos, ecuaciones, modelos y dar satisfacción al mercado, calmar sus ansiedades y moderar sus ímpetus. Trichet lo ha tenido fácil. Le tocó administrar la subida de tipos con la recuperación del crecimiento europeo y había decidido una soporífera dosis de 25 puntos básicos cada dos sesiones. Era consciente de que iba a ser criticado por su pasividad y seguidismo, pero estimó que eran necesarios en un área monetaria tan reciente, heterogénea y políticamente frágil. Se fue de vacaciones con la subida anunciada para la semana que viene. Pero llegó a Europa la crisis de las hipotecas basura.
Los últimos datos conocidos de confianza de consumidores y empresarios confirman el deterioro de las expectativas y junto con la moderación de la inflación avalarían la cautela y llevarían al BCE a detener las subidas hasta que amaine el temporal. Si además tomamos nota del endurecimiento de las condiciones crediticias, tanto en precio como en disponibilidad de fondos, la única duda sería si mantener o bajar los tipos. Pero las cosas no son tan lineales. Porque la interrupción del ciclo alcista podría provocar una nueva ola de optimismo irracional y sostener las absurdas valoraciones de riesgo que nos han llevado a la crisis actual. Los inversores podrían volver a las andadas si se consideran salvados y piensan que las autoridades monetarias no tienen reaños para hacerles pagar sus errores, porque el riesgo sistémico es demasiado grande.
La buena política monetaria consiste en el arte de predecir el futuro a la vez que se influye sobre él. Pero no conocemos las tasas de descuento del BCE. Si como le pide con arrogante insistencia Sarkozy se preocupa por el futuro inmediato, mantendrá los tipos. Si tiene una perspectiva temporal más amplia continuará subiéndolos, porque la solidez fundamental de Europa no depende del crédito fácil sino de las reformas estructurales que han aumentado su productividad. La independencia de la autoridad monetaria nace precisamente para dotarla de visión de largo plazo. Pronto veremos si ha servido para algo alejar la administración monetaria de los administrados.

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