jueves, agosto 16, 2007

Felix Arbolí, España, un filon inagotable

jueves 16 de agosto de 2007
España: un filón inagotable
Félix Arbolí
E STE país, todavía llamado España en algunos círculos y los nuevos anuncios oficiales, se está convirtiendo en una especie de “cepillo de San Antonio”. Para los jóvenes y los que no lo sepan, era un limosnero que en pasadas épocas, ignoro si aún continúa, existía en las iglesias con el exclusivo fin de que se depositaran las limosnas destinadas a los más necesitados de la parroquia. Es decir el pan de los pobres y alivio de algunas conciencias, pues en él echaban las cantidades de ilícita procedencia, como anónima fórmula de lavar el pecado y restituir lo robado o fraudulentamente conseguido. Nuestros gobernantes parecen querer rehabilitar esta costumbre, aunque su cepillo sea la chequera del Estado y su interés nada tenga que ver con el ideal cristiano, ni con los necesitados de su parroquia. Así que con aires de nuevos ricos van alardeando de millones y realizando generosas donaciones a diestro y siniestro, como si acabáramos de descubrir auténticas minas de oro en los sótanos del Banco de España cuyas reservas, por cierto, van mermando a marchas forzadas con la venta por toneladas de tan preciado metal. Según cálculos de los que dicen saberlo, ha bajado un 32 por ciento de su totalidad en lo que va de año. Esta vez sabemos que no han cogido el camino de Moscú. Algo es algo. Pero muy generosos con el foráneo y extremadamente tacaño para el oriundo. Los sueldos y pensiones suben escalón a escalón, mientras nuestras generosas donaciones al exterior y el precio que hemos de pagar por nuestras normales necesidades lo hacen en ascensor, pero en esos que alcanzan velocidades vertiginosas, de forma que al parar nos causan cierto sobresalto. Hay que ver con la alegría y facilidad que nuestros queridos y respetados gobernantes van soltando millones de euros por esos mundos de Dios y del diablo. Condonamos deudas a los países pobres, pero los beneficiados en su mayor parte son esos gobernantes corruptos que viven en la opulencia y son precisamente los que reciben nuestra ayuda “para su distribución entre el pueblo” conseguida a costa del esfuerzo de todos los españoles. Invertimos cantidades exorbitantes en países que nos están llenando calles y plazas de ilegales, a los que en gran medida hemos de mantener e incluso soportar sin dar golpe. Es decir, que invertimos allá para que puedan rehacer su vida sin necesidad de salir de sus fronteras, y a pesar de nuestras millonarias ayudas para colegios, industrias y hospitales que deberían construirse y ponerse en funcionamiento, nos continúan soltando el “lastre humano”. ¿Para qué sirven entonces nuestras millonarias aportaciones en euros y las que entregamos en materiales e infraestructuras?. Incluso con barcos y medios que ponemos a su disposición para impedir ese éxodo inhumano y vergonzoso. Soy partidario, como todo aquel que se precie de humano y sensible, de que ayudemos al que verdaderamente lo necesita y para paliar sus más perentorias necesidades. Lo que no me parece acertado es que vaciemos nuestras arcas en una serie de países que nos están proporcionando más problemas que benéficos resultados. Día si y el otro también, arriban a nuestras costas isleñas y peninsulares esas masas de seres atribulados, a los que hemos creído ayudar con las aportaciones hechas a sus gobernantes, que vistos los resultados, no han servido para nada. . ¿Hasta cuando vamos a poder soportar esta imparable descarga humana?. El paro ha crecido, los pisos están por las nubes y el trabajo parece que ha quedado en exclusiva para el recién llegado de más allá del Atlántico, el Estrecho o los Pirineos, pues es energía facilona y barata, en detrimento del trabajador español que ve su puesto amenazado, si no se adecua a las exigencias del abusivo patrón y acepta las mismas condiciones que el inmigrante, dispuesto a todo, por tal de quedarse entre nosotros. El dinero que ganan, tampoco nos beneficia mucho, ya que en su mayoría va a parar a las arcas del país de origen, llegando en algunos de ellos a ostentar el segundo lugar respecto a los ingresos estatales. Euros que perdemos, trabajadores españoles que obligamos al paro y accidentes en cantidades alarmantes. ya que en su mayor parte no están cualificados para los trabajos que les ofrecen y ellos aceptan. No exagero. Es fácil comprobar. No hay restaurante, hotel, oficina, comercio, edificio en construcción, etc, etc, en la que no estén hasta en mayoría los trabajadores foráneos. Las reclamaciones son normales y frecuentes. Hasta los programas televisivos, los de concursos de media noche, los de tarots y adivinos, las llamadas telefónicas de promociones extrañas y hasta las cientos de financieras que están apareciendo por todas partes, tienen aires y acentos sudamericanos. Y no digamos bingos, casinos y demás. ¡Es la locura!. Como si se tratara de una mancha de aceite que se hubiera derramado y dejáramos que se extendiera libremente. Y todo el dinero que generan estos multirraciales elementos humanos, se evapora a través de esos numerosos locutorios y entidades bancarias que están ya al loro, hacia sus respectivos países. Aquí solo quedan las comisiones que no pueden evadirse legalmente De diez percibo tres. Las siete restantes se pierden como yo perdí a mis padres. No es una crítica xenófoba, entiéndanme, sino cuestión preocupante viendo como está el panorama y como aumenta el problema de manera tan alarmante. Ya se nos meten por todas partes y no hay forma de controlar y seleccionar a los que debemos aceptar y ayudar y a los que debemos rechazar sin contemplaciones. Si no ponemos remedio, vamos a convertir lo que quede de España en una enorme patera, donde tengamos que afrontar peligros y marejadas continuamente. Hasta para respirar y torcer una esquina tendremos complicaciones. No quiero decir, que no haya dado con inmigrantes tanto o más correctos que muchos de nosotros, trabajadores natos, honrados a carta cabal y personas de bien, sin distinción de colores, orígenes y creencias. Que de todo hay en la viña del Señor, según los Evangelios, que ignoro se hubiesen escritos de igual forma en los tiempos actuales. Acabo de leer un corto y magnífico artículo de mi antiguo profesor y excelente periodista Luis María Ansón. En su “Canela Fina” del diario “El Mundo” y me ha dejado no sorprendido, ya que lo sabía y vaticinaba, pero si de muy mala leche. Entresaco algunas líneas: “El pasado fin de semana en Yakarta, representantes de calificados sectores musulmanes, convocados por la Conferencia Internacional del “Hubz ut Tahrir”, decidieron en asamblea multitudinaria, ante más de cien mil personas, la restauración del Califato islámico, es decir, el establecimiento de un autoridad absoluta sobre todas las naciones y pueblos mahometanos. …” “ Los dirigentes islámicos han incluido a España entre los países históricamente musulmanes que deben formar parte del nuevo Califato. Afirman que, si bien los islámicos son hoy minoría en nuestra nación, los españoles pueden alcanzar la dicha completa convirtiéndose a la religión verdadera en la que solo hay un Dios que es Alá y Mahoma su profeta. España es, en todo caso, irrenunciable para el fundamentalismo islámico”. Con lo expuesto, hay bastante para comprender las intenciones de tantos musulmanes paterando hacia nuestras costas e introduciéndose en nuestras casas, colegios y habituales formas de vivir. Y no son ellos los que lo deciden, a lo mejor, sino sus líderes religiosos que los lanzan a la aventura, el riesgo y a su propia muerte en nombre de Alá. No es nada extraño esta nueva y abusiva entrada de paquistaníes y originarios de países musulmanes que se está dando en nuestros días y que nosotros, tan lelos como siempre, les ayudamos a que finalicen felizmente su travesía, para que nos lleven a deliciosos paraísos prometidos por su profeta. ¡Vamos que voy a cambiar yo a Jesús por Alá ¡. Hemos sido testigos de manifestaciones, gritos, pancartas, abucheos, mensajes y toda la parafernalia necesaria para llamar la atención y causar el mayor mal posible al gobierno por parte de la oposición, durante la guerra de Irak y contra el “Trío de la bencina”, con foto de las Azores incluida. Familias de actores e intelectuales, así como agrupaciones que nada tienen que ver con la política, se lanzaron a las calles y las llenaron de banderas tricolores, himnos desfasados y gritos insultantes. No a la guerra, gritaban enfurecidos. Yo tampoco era partidario de esa guerra en la que no debíamos habernos involucrado, pero no me sentí obligado a chillar como cerdo en matadero en grupos y mítines. Hoy estamos más “guerreados” que nunca, con mayores efectivos y en mayor número de lugares, donde nuestra presencia no tiene siquiera justificación. La ONU abarca muy cerca de ciento setenta países y si las matemáticas no me equivocan, no llegan al diez por ciento los que se han metido en la boca del lobo sin haber sido llamados por el pastor. Entre ellos, como no, “nuestra España querida, que en todos los conflictos la tienen metida”. Pero esta vez, a pesar del aumento considerable en hombres, armas, dinero gastado y por gastar, muertes ocasionadas y demás “canonjías”, no se oyen protestas. ¿Dónde andan los pacíficos que no mitinean, ni abuchean, ni sacan banderas?. ¿Es que acaso éstas están justificadas y la otra no?. España “ patrocinará” una unidad afgana para que “limpie” su provincia de talibanes. Si es por limpieza, enviémosle Ariel o a Don Limpio y si se ponen muy díscolos a ese Fairy, el terrible enemigo de toda suciedad. Los entrecomillados, no son míos, pertenecen al titular del diario donde recojo la noticia. Bueno, pues esa fruslería de limpieza afgana, que no sé aún en que nos repercute, dado que estamos alimentando y ayudando al tigre que nos dará el zarpazo en el momento más inesperado, consistirá en pagar el cuartel, las armas, los vehículos y a un número de soldados que pueden llegar a los setecientos. Traducidos a euros, de diez a treinta millones. Solo en Afganistán, que está doblando el mapa en cien dobleces, y en su parte izquierda. Luego esas armas, las usarán contra nosotros en su preconizada conquista de Al Andalus, como hicieron los talibanes con los americanos, cuando expulsaron a los rusos y luego se volvieron contra sus padrinos y los tienen amenazados en todo el mundo. Una ayuda más que le ofrecemos a su empecinado empeño en conquistar España y añadirlo a sus dominios coránicos. Resulta también que nuestro ejército, incluso la Legión, ese cuerpo de élite que ha sido el orgullo de todo patriota y bien nacido, está siendo abastecido por marroquíes, extranjeros y de otras nacionalidades con diferentes creencias a la nuestra y muy distintas lealtades. ¿Qué pasará el día que tengamos, Dios no lo quiera, que utilizarlos contra sus hermanos de raza o religión, cuando nos sintamos amenazados o atacados?.Ya hubo un plante contra un oficial, (Teniente), por parte de un destacamento situado en unas islas próximas a Marruecos. De diez, ocho eran musulmanes. ¿De verdad creen que podemos confiar la seguridad y defensa de nuestra Patria y nuestras propias vidas a estos soldados?. Es una pregunta que me hago y os hago. Mi respuesta es un NO rotundo, salga el sol por donde salga, y digan lo que digan. No me apearán del burro. Hablando de musulmanes, cuya progresión es constante y su fanatismo reconocido, me gustaría saber qué dirían si nos fuéramos a sus países a invadir, calles, casas y trabajos y a construir templos católicos, vistiendo nuestros atuendos occidentales y viviendo según nuestras leyes y costumbres. Ejemplos de su intolerancia los tenemos a diario en las noticias de secuestros, asesinatos y sucesos propios de salvajes, no de seguidores de una religión. ¡ Vaya a la Arabia Saudí y otros países de ese estilo y que su esposa ande libremente y a cara descubierta y participe en sus actividades sociales y recreativas, verá lo que se encuentra!. Pero nosotros somos los intransigentes si no consentimos que sus féminas vayan tapadas hasta las cejas, ellos con sus chilabas, edifiquemos sus mezquitas y hasta quitemos los crucifijos de las aulas donde enseñamos gratuitamente a sus hijos. Y no digamos de los rumanos y su abusiva avalancha sobre nuestros pueblos y ciudades. Los habrá maravillosos y excelentes personas, no me cabe duda, pero no hay que olvidarse por ellos de los que han venido a vagabundear, asaltar y gitanear sin oficio ninguno reconocido y superando considerablemente al censo de la población donde se asientan graciosamente. Cada vez que leo estas noticias me acuerdo de los albaneses en Kosovo. Entraron por solidaridad y ahora quieren echar a sus antiguos y legítimos pobladores, porque ya son mayoría. Eso nos va a pasar a nosotros con musulmanes, rumanos, kosovares y demás, si no sabemos poner freno a tiempo y realizar una previa y necesaria selección antes de darles protección y cobijo. Y si los ven en alta mar, no los traigan aquí, llévenlo a sus países de origen, que por la caridad vamos a perder hasta el apellido. Si tan ricos somos para dar a unos y otros, incluso para armarlos e industrializarlos, ¿por qué no aumentan los salarios del ciudadano de a pié, que lo está pasando canutas en este país tan dadivoso para con los de fuera?. . En fin que vamos a volver a decir que donde se halla una Bandera Española no se pone el sol, porque hasta al Astro Rey vamos a perder dominado por la Media Luna si no conseguimos que dejen de exprimirnos y podamos salir adelante en esta agobiante encrucijada donde nos encontramos metidos, por obra y gracia de unos políticos que viven en sus palacios, mansiones y enormes chalets, aislados de todo aquello que pueda molestarles.

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