jueves, agosto 02, 2007

Felix Arbolí, Antonio Banderas, el zorro y la paternidad

jueves 2 de agosto de 2007
ANTONIO BANDERAS, EL ZORRO Y LA PATERNIDAD
Félix Arbolí

A CABO de leer una entrevista a nuestro actor Antonio Banderas, cuyo verdadero nombre es José Antonio Domínguez Banderas, realizada por Pedro Simón para el diario “El Mundo”. Me ha sorprendido gratamente la forma y oportunidad de hacer sus preguntas el periodista. Me figuro que lo será, ya que se nota que no es uno de esos advenedizos que por uno u otro motivo, ajenos a la profesión, se meten en camisa de once varas y así salen las cosas. Nada de salsa rosa, salidas de armario, ni color de lencería. Entrevista de profesional, como las que no se prodigan actualmente para desgracia del lector. Y si me ha gustado el entrevistador, me ha admirado y gratificado las atinadas y desenfadas respuestas del inteligente actor malagueño para exponer su opinión y descubrir algo de su mundo familiar e interior de una forma natural, sin el menor artificio. Me ha sorprendido muy gratamente, cuando a la pregunta sobre si bandera tricolor, tan traída y llevada en nuestros días, o bicolor, el actor ha respondido sin dudar la bicolor y monarquía antes que República. Y eso que él, por su edad y para su suerte, no fue testigo del daño que causó ésta con sus incontroladas barbaridades. ¡Dios nos libre de la masa desbordada y envenenada de aquellas tristes fechas, aunque algunos se empeñen en hacerlas memorables!. Claro, su forma de contestar no podía ser de otra manera tratándose de un andaluz, donde el sentimiento de España y su Bandera están siempre en primera línea de fervores y entusiasmos. Después se extrañan que sea un enamorado de mi tierra. Nuestro internacional actor, una vez más demuestra su cordialidad con la prensa y su sinceridad en las contestaciones. Cuando el inteligente llega a la cima gracias a su esfuerzo, no pierde oportunidad de mirar hacia abajo, para no olvidar de donde proviene, cual ha sido su origen. Los pedantes, ídolos de barro y bellezas de silicona, intentan ocultar su pasado y procedencia y se aferran a ese sol ficticio que les alumbra momentáneamente, sin percatarse de sus nefastas consecuencias. No conocen la trágica leyenda de Dédalo, (el arquitecto del laberinto de Creta, donde residía el Minotauro), que sufrió el mortal accidente cuando se derritieron sus alas de cera por acercarse excesivamente al Astro Rey. A veces tanta fama y tantos éxitos se suben a la cabeza de los imbéciles y resultan pedantes e inaguantables en su entorno personal y profesional. No es el caso de este malagueño que ha escalado las más difíciles alturas utilizando la inteligencia, el esfuerzo personal y la persecución implacable de un sueño como único arnés capaz de llevarlo hasta la cima, sin caer en falsos espejismos, sabiendo en todo momento quien fue y quien es. Hay una pregunta que me ha llamado poderosamente la atención dada su contestación. “¿Qué tipo de suegro cree que va a ser usted?-le pregunta mi colega -Uyyyy…. El primer día que venga un tío a recoger a mi niña a casa lo mismo me pongo el traje de El Zorro. Con máscara incluida”. - ¿Qué padre no recuerda haber pensado o dado esa respuesta cuando veíamos corretear a nuestra pequeña por la casa?. Si no con las mismas palabras, con otras muy parecidas y sobre todo de idéntico significado. Todo padre que me lea, me comprenderá fácilmente. - Ayer estuve ejerciendo de abuelazo. Bueno, raro es el día que no vivo esta experiencia, aunque a veces solo sea a través de mis charlas telefónicas o visitas mutuas. Nunca supuse que la de abuelo era una “profesión” tan maravillosamente absorbente. Esta vez se trataba de mi nietecita Marta, por parte de mi hijo José Luis, el pequeño en edad y grande en estatura (1,83). Marta es un incansable diablillo que este sábado, (si Dios quiere y lo querrá, porque es bondadoso), cumplirá sus dos primeros años de vida. Sus padres le tienen preparada una gran fiesta, donde no faltarán todos los alicientes habituales y los extras que puedan imaginarse y no solo el pleno familiar, sino sus amiguitos de guardería y primos. ¿Qué no harán unos padres por ofrecerle un aniversario cargado de sorpresas y satisfactorias emociones, a la mayor bendición que han podido recibir en su vida?. - Mientras la veía corretear alegremente por casa, tirando aquello que no le agradaba o despertaba su atención y haciéndome sentar en una butaca largo tiempo, mientras me “invitaba” a su imaginario café servido en un cenicero de cerámica, repasaba mentalmente mis años de padre joven, cuando vivía esas increíbles emociones que hoy disfrutan mis hijos-padres. Entonces ni se me ocurría pensar que esos diminutos y deliciosos muñecos humanos, surgidos en los primeros años de matrimonio, (o unión sentimental, que en nada difiere en este caso), llegarían a crecer e independizarse. Los veía tan necesitados de mimos, cuidados y continua protección, profundizados en mis sentimientos y haciéndome afortunado protagonista de la inigualable experiencia de sentirme padre, que soñaba con la ingenua pretensión de que sería así toda la vida, sin que nada o nadie pudiera arrebatármelos. Los sentía míos, intocables, acorazados a toda intromisión que pudiera dañarles lo más mínimo o separarlos de mi vida. - - Pero la vida no sigue igual, aunque cante lo contrario Julio Iglesias. El reloj del tiempo jamás se detiene, somos nosotros los que desaparecemos en ese continuo fluir con todas sus consecuencias, positivas y negativas. Y aunque esa marcha no sea la definitiva, los años que pasan imparables originan un cambio radical en nuestras vivencias, sentimientos y emociones. - - Esos pichones que ayer piaban incesantes en noches que pasábamos en vela, pendientes de sus latidos y escozores, han ido creciendo y cuando les ha parecido o han encontrado la pareja que han creído adecuada, han remontado el vuelo buscando un nuevo palomar donde constituir su nido y crear su propia familia. ¡Qué lástima para todo padre, aunque es ley de vida y demos gracias a Dios que así pueda cumplirse!. Ya somos los segundos o terceros en orden de preferencia, tras el cónyuge y la descendencia. No dependen de nosotros. A veces, se cruzan los papeles y somos nosotros los que “reconvertidos” en niños, necesitamos sus celosos cuidados Está visto que en esta vida nada nos pertenece, ni es lo que parece y deseamos. Ya se sabe que estamos de paso. - - Ningún padre con hijo de corta edad, se detiene a pensar que ese mundo fantástico y entrañable, esa maravillosa experiencia, es algo efímero que se cierne implacable y amenazador ante un futuro de soledad que ha de llegar por fuerza. A veces, incluso, objeto de tempestuosas relaciones e inesperadas decepciones, porque no queremos acordarnos del enorme y constante sacrificio lleno de amor y de ternura que hemos causado a nuestros padres. Pero esta es una lección que se aprende y comprende a posteriori, cuando nos toca vivir el papel de padre de hijo ya emancipado. Ya hay un dicho que considera sabiamente este asunto “ De pequeño, decimos, qué listos son mis padres; de joven, mis padres están muy anticuados, no saben nada y ya de mayor, cuando hemos dejado de ser hijos y nos convertimos en padre, ¡cuanta razón tenían mis padres!.”. Todos salvo escasas excepciones, hemos sentido sobre nuestras carnes y nuestros sentimientos esa realidad, aún en los casos de tener hijos considerados ejemplares. - - Si nos detenemos a pensar brevemente la verdad y la razón de todo cuanto nos rodea, nos convenceremos que estamos subidos en una enorme noria que gira alocadamente, sin que nada, a excepción de la muerte, sea capaz de detenerla. Vaivenes, sustos, gritos, alegrías, risas y contentos se van sucediendo a lo largo de un recorrido lleno de sorpresas y emociones incontroladas. - - Ya se puede disfrazar nuestro actor y padre de Zorro y ponerse la máscara más terrorífica que encuentre en el desván, que cuando llegue la hora de la verdad y su pequeña se convierta en mujer, vendrá otro zorro, coyote o cordero, incluso, que se la llevará de su lado y la hará suya. Y él con su disfraz se quedará sin su “Stella del Carmen”, y pasará a un segundo lugar en el orden de sus preferencias. Ley de vida, aunque dura ley. - Nos ha pasado a todos y continuará pasando hasta la consumación de los siglos, palabras biblicas.

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