miércoles, agosto 22, 2007

Falsa "guerra" de futbol

jueves 23 de agosto de 2007
Falsa «guerra» del fútbol
EL sábado empieza la Liga, con un apasionante «clásico» madrileño y con un Sevilla-Getafe que representa la revancha de la todavía reciente final de la Copa del Rey. Este último partido ha sido seleccionado para su transmisión por televisión en abierto a través de La Sexta, y así será si no lo impiden las guerras empresariales que -una vez más- se plantean en las fechas más inoportunas. Es casi una tradición que, poco antes de que empiece la competición, millones de aficionados se conviertan en rehenes de un conflicto al que son ajenos. La gente siente los colores de su equipo y sigue con entusiasmo la evolución de las grandes figuras que actúan en nuestra Liga, pero le traen sin cuidado las relaciones entre Mediapro y Audiovisual Sport, siempre y cuando la señal televisiva se emita en el momento adecuado. Lo normal es que la sangre no llegue al río y, como es habitual, se alcance a tiempo un acuerdo razonable que permita satisfacer las exigencias del público. No obstante, resulta ya irritante que los intereses mercantiles se aprovechen de las pasiones que suscita el deporte de alta competición para resolver cuestiones que, en su caso, deben solventarse ante los tribunales de Justicia. Además, si se considera que en la práctica hay un monopolio «de hecho» sobre los derechos televisivos de la Liga, es lógico que los aficionados se sientan molestos por querellas que no llegan a comprender y que nadie está dispuesto a explicarles con suficiente claridad.
El fútbol es un fenómeno que mueve enormes cantidades de dinero y llega incluso a cambiar los hábitos de comportamiento para adaptar la vida social y familiar a los partidos televisados. En términos jurídicos, la ley regula la existencia de acontecimientos deportivos de interés general, de manera que los poderes públicos no pueden permanecer pasivos en el supuesto de que resulten perjudicados los derechos de los consumidores. Las cifras que se barajan para adquirir la exclusiva de ciertas transmisiones llegan a provocar una ruptura del mercado y es dudoso, en muchos casos, que alcancen la rentabilidad que se espera de ellos. En todo caso, los ciudadanos nunca pueden ser víctimas de enfrentamientos en los que se mezclan estrategias corporativas y tal vez desavenencias personales. El panorama tiene que aclararse de inmediato, de manera que la gente tenga la certeza de que el sábado se pueda seguir en directo el partido previsto de la primera jornada de Liga y de que no surgirán nuevos problemas a lo largo de la temporada. El deber de las empresas es negociar con flexibilidad y sentido común y, si no hay más remedio, someter sus discrepancias a los jueces. Los aficionados tienen pleno derecho a disfrutar desde el primer momento del gran espectáculo que se pone en marcha este fin de semana.

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