lunes, agosto 20, 2007

España, rumbo hacia la irrelevancia diplomatica

España, rumbo hacia la irrelevancia diplomática
Elsemanaldigital.com

21 de agosto de 2007. Lo ha llevado en crónica el International Herald Tribune, pero la autoridad de la fuente no añade demasiado al problema: España tiene un Gobierno distinto a los de los países de su entorno, y sus actuales gobernantes tienen un orden de preferencias diferente, incluso a la hora de irse de vacaciones. El pasado viernes en su Carta de España, la periodista Victoria Burnett se entretuvo en comparar las vacaciones de Nicolás Sarkozy con las de José Luis Rodríguez Zapatero. Esas diferencias, que manifiestamente existen, son un aldabonazo en nuestra conciencia colectiva, a modo de señal de alarma para todo el país.Desde la Transición, y especialmente durante los mandatos de Felipe González y de José María Aznar, España había sostenido un grupo de profesionales diplomáticos estable, con una agenda de objetivos internacionales que se iban logrando, y que iban dando al país un peso internacional creciente. Zapatero ha abandonado esa forma de hacer las cosas, y la política exterior divide ahora a Gobierno y oposición, lejos de unirlos. Más aún, el Gobierno actual de España ha dejado sin remediar algunos problemas que ya no tienen solución fácil.España tiene su ámbito exterior privilegiado en la Unión Europea y su principal aliado en los Estados Unidos. La legislatura que se inició en marzo de 2004 va a concluir sin que el presidente del Gobierno de España sostenga una entrevista oficial u oficiosa con el presidente de los Estados Unidos. Pero no es sólo una cuestión personal, ya que España deja así sobre la mesa una serie de asuntos de su interés sin resolver. Sarkozy, por el contrario, con unas relaciones precedentes mucho peores, ha sido capaz de ocupar pronto un lugar al lado de George Bush, conforme a su visión de los intereses de su país.Pero el problema de España no es sólo Bush y su nación; la improvisación de nuestra política exterior ha dejado intereses mal defendidos desde el caribe hasta el Sahara Occidental, y desde el Golfo de Guinea hasta Europa Central. Puede discutirse si el estilo de Aznar era el más deseable para España, pero lo cierto es que el estilo de Zapatero en muchos casos ni siquiera existe porque España ha pasado a estar, de hecho, ausente en espacios de la vida internacional donde se dirime su porvenir. Ser exigente es a veces un problema; ser irrelevante lo es siempre.

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