jueves, agosto 23, 2007

Enrique Badia, Eso que quieren llamar aeropuerto Madrid Sur

jueves 23 de agosto de 2007
Eso que quieren llamar aeropuerto Madrid Sur Enrique Badía

Va a ser interesante ver cómo y en qué desemboca el propósito de llamar aeropuerto Madrid Sur al que se está construyendo en tierras de Ciudad Real, cuya inauguración está prevista para antes del verano de 2008. En un principio, se iba a denominar Don Quijote, pero sus responsables han decidido cambiarle el nombre por considerarlo más coherente con lo que pretende ser: una alternativa a Barajas, siguiendo el ejemplo de otras capitales europeas… aunque en otra dimensión.
Varias ciudades tienen aeropuertos alternativos relativamente alejados del centro urbano. Suelen ser núcleos operativos de aerolíneas de bajo precio que se benefician de menores tarifas, tasas y costes que los vigentes en los de uso tradicional. Así, Londres ha complementado Heathrow y Gatwick con Luton y Stansted, ambos una distancia aproximada de 50 kilómetros del centro londinense. París, por su parte, dispone de su alternativo a Orly y Charles De Gaulle en Beauvois, a unos 75 km. al norte de la capital. Bruselas tiene el suyo en Charleroi, a unos 50 km. Y Francfort, finalmente, cuenta con el de Hahn, a unos 140 km. desde su centro urbano. Todos ellos unen los nombres de la capital respectiva y la localidad donde están ubicados, incluido el último de los citados, Frankfurt-Hahn, pese a la sensible distancia que separa ambas ciudades.
El construido en tierras manchegas va un poco más allá, dado que se encuentra ubicado a 168 km. de Madrid, que no es precisamente lo que sugiere añadirle Sur. Pero no es la única maniobra de aparente simulación. Según su página web (www.donquijoteairport.com), el aeropuerto contará con accesos entre los que cita la autopista de peaje Madrid-Córdoba (AP-41), cuyo proyecto no se conoce más allá de Toledo, y la autovía Lisboa-Valencia (A-43), en igual o parecida fase de elucubración. También presume de una estación del AVE Sevilla-Madrid-Barcelona, línea ferroviaria de alta velocidad inexistente, que en realidad será una derivación del recorrido Madrid-Sevilla, cuyo ramal aún no se ha empezado a construir.
La idea de construir en tierras manchegas un aeropuerto para descongestionar el de Madrid surgió hace más de una década, pero no recibió impulso decisivo hasta el año 2000. Será el primer aeropuerto de iniciativa privada que entra en funcionamiento en España, aunque lo operará básicamente Aena, dependiente del Ministerio de Fomento, al haber sido declarado de interés general. Entre sus accionistas figuran dos cajas regionales, El Monte y Caja Castilla-La Mancha, la eléctrica Iberdrola, la Diputación de Ciudad Real y la constructora Isolux-Corsán, que ha realizado las obras junto con Sacyr. Dispone de una única pista, con capacidad de 20 movimientos (despegue y aterrizaje) por hora y un edificio terminal para 2 millones de pasajeros anuales. El total de inversión se ha cifrado en 1.100 millones de euros.
La apuesta clara de sus promotores es captar tráfico, presumiblemente de compañías de precios bajos, con origen y destino Madrid. Que tenga éxito es una incógnita, no sólo por la notable distancia que media con la capital, sino también por el gran número de vuelos de ese segmento de mercado que ya está operando en Barajas. A favor, en cambio, pueden jugar experiencias foráneas e incluso domésticas, dado que tanto Girona como Reus (Tarragona), situados respectivamente a 90 km. al norte y sur de Barcelona, han detraído no poco tráfico a El Prat, aunque bien es verdad que favorecidos por su correspondiente cercanía a Costa Brava y Costa Dorada, dos enclaves receptores de turismo entre los más concurridos del litoral catalán, y una activa política de subvenciones públicas.
No falta quien piensa que sobran aeropuertos en España. Ahora mismo hay 47 operativos y varios más en proyecto o construcción. La diferencia de Madrid Sur, si es que finalmente la denominación se consolida, es que se trata de una iniciativa del sector privado… a no ser que deje de serlo y la presencia pública que hoy es minoritaria acabe corriendo con todo si las previsiones no resultan confirmadas por la realidad.

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